5/02/2019, 18:39
—¿Cota-san?
Abrí mis ojos de forma totalmente instintiva. No hacia mucho que había escuchado aquella voz. Fue a finales del año pasado.
«Como no... Ya decía yo que estaba demasiado tranquilo» me dije a para mis adentros.
De pronto recordé lo que me dijo el Morikage, así como lo que me dijo Juro no hacia mucho. Ladee la cabeza a medida que me iba incorporando, buscando a la muchacha que había pronunciado mal mi nombre. Allí estaba, junto a un tipo de cabellos blancos y aspecto gélido.
«¡Joder, no!»
Había maldecido cada una de las células de mi cuerpo por mi mala suerte. Al parecer ese era mi turno para toparme con aquel engendro del mal. Y ese tipo... ese igual era uno de esos generales de Kurama. Supuse que querrían que les llevase hasta Juro y así obtener al Nanabi. De nuevo recordé la petición del Morikage. Debía proteger lo que se me había encomendado, incluso a costa de mi vida.
Mi mano zurda se posó sobre la hierba y mi mano diestra había activado el mecanismo de debajo de la manga para expulsar el kunai que rápidamente agarraría con el puño.
— No sé que es lo que pretendes, Gobi, pero no sacarás nada de mí — le dije, haciendo acopio de la valentía que residía en mi cuerpo.
Abrí mis ojos de forma totalmente instintiva. No hacia mucho que había escuchado aquella voz. Fue a finales del año pasado.
«Como no... Ya decía yo que estaba demasiado tranquilo» me dije a para mis adentros.
De pronto recordé lo que me dijo el Morikage, así como lo que me dijo Juro no hacia mucho. Ladee la cabeza a medida que me iba incorporando, buscando a la muchacha que había pronunciado mal mi nombre. Allí estaba, junto a un tipo de cabellos blancos y aspecto gélido.
«¡Joder, no!»
Había maldecido cada una de las células de mi cuerpo por mi mala suerte. Al parecer ese era mi turno para toparme con aquel engendro del mal. Y ese tipo... ese igual era uno de esos generales de Kurama. Supuse que querrían que les llevase hasta Juro y así obtener al Nanabi. De nuevo recordé la petición del Morikage. Debía proteger lo que se me había encomendado, incluso a costa de mi vida.
Mi mano zurda se posó sobre la hierba y mi mano diestra había activado el mecanismo de debajo de la manga para expulsar el kunai que rápidamente agarraría con el puño.
— No sé que es lo que pretendes, Gobi, pero no sacarás nada de mí — le dije, haciendo acopio de la valentía que residía en mi cuerpo.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa