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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#6
El peliverde, jocoso, bromeó con la inviable opción de poner a su supuesto oponente una almohada en la cara. Ambos rieron, era absurdo pero a la vez cómico. Aunque no tardó en darle la razón, era en parte un poco absurdo desarrollar una técnica así, al menos a medias. Lo primero era estudiar las ventajas y desventajas de una técnica, y tras ello seguir en su desarrollo... al menos así siempre lo había hecho el Inuzuka, y su padre, y su abuelo.

¿Sería que ellos eran raros?

Daigo no ocultó que tendría que dejarla por el momento de lado en situaciones reales, o buscarle una solución temporal. Al menos podía destacarse en su decisión, que no le faltaba fuerza de voluntad. Pensaba seguir dándole vueltas a esa técnica, a pesar de que fuese tan complicada.

Onindo no se hizo en un día... tómalo con calma —sentenció el rastas, encogiéndose de hombros.

»Además, supongo que no dependerás tan solo de esa técnica. Todo shinobi sabe defenderse con varias técnicas, y en caso extremo, siempre te queda la posibilidad de usar herramientas, o el propio cuerpo... como mi abuelo siempre suele decir, un buen shinobi no es tan solo el más fuerte, si no quien mejor usa todo de lo que dispone para cumplir su misión.

Se llevó ambas manos tras la nuca, contento con ese pensamiento. A su ver, su abuelo estaba haciendo un buen trabajo para llevarlo por el buen camino, muy a su pesar. Las formas quizás no siempre eran las más adecuadas. Pero por un camino u otro, las cosas siempre le iban empapando.

Bueno, ¿y que tal te va todo? —hizo una leve pausa —ya hace tiempo que ni te veía por las calles de Kusa.

Aunque mas bien era él quien había estado encerrado, entrenando hasta el desfallecimiento. Casi parecía que se había caído en un caldero de proteínas.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~
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Mensajes en este tema
El Tigre y... ¿el Perro? - por Tsukiyama Daigo - 19/01/2019, 16:38
RE: El Tigre y... ¿el Perro? - por Inuzuka Etsu - 7/02/2019, 00:20


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