7/02/2019, 20:39
Fue como si aquellas simples siete palabras hubieran activado algún tipo de mecanismo en el chico. De un momento a otro, el shinobi se ajustó las gafas de sol, tomó el extremo de su chaqueta como si de una capa se tratase y enredó los dedos entre sus cabellos en una pose de lo más dramática.
—Yo soy, King Rōga~ —pronunció sonriente, asegurándose de lucir su dentadura—. ¿Con quién tengo el gusto entonces?
Ayame tardó algunos segundos en reaccionar. Había dado un paso atrás, con los ojos abiertos como platos. Y realmente no era la única. A su alrededor, más de una persona se había detenido ante tan esperpéntica presentación, aunque no tardaron en retomar el paso entre risillas y varios comentarios.
—Eh... yo... ¡Ah! —sacudió la cabeza bruscamente, despertándose—. Yo soy Aotsuki Ayame, un placer —se presentó al fin, inclinando la cabeza. Y cuando volvió a alzar la mirada, se llevó un dedo al mentón y frunció ligeramente el ceño—. Umh... Ahora que lo mencionas... no le haría ascos a un entrenamiento...
Después de tres meses encerrada, se sentía agarrotada y oxidada. Necesitaba acción. Pulir sus habilidades como kunoichi. Tenía que estar a punto si en algún momento la Arashikage estimaba su solicitud para una segunda oportunidad para el examen de Chūnin. Y no sólo eso... no podía seguir quedándose en la retaguardia del equipo Kōri. ¡Daruu le estaba sacando demasiada ventaja!
—Yo soy, King Rōga~ —pronunció sonriente, asegurándose de lucir su dentadura—. ¿Con quién tengo el gusto entonces?
Ayame tardó algunos segundos en reaccionar. Había dado un paso atrás, con los ojos abiertos como platos. Y realmente no era la única. A su alrededor, más de una persona se había detenido ante tan esperpéntica presentación, aunque no tardaron en retomar el paso entre risillas y varios comentarios.
—Eh... yo... ¡Ah! —sacudió la cabeza bruscamente, despertándose—. Yo soy Aotsuki Ayame, un placer —se presentó al fin, inclinando la cabeza. Y cuando volvió a alzar la mirada, se llevó un dedo al mentón y frunció ligeramente el ceño—. Umh... Ahora que lo mencionas... no le haría ascos a un entrenamiento...
Después de tres meses encerrada, se sentía agarrotada y oxidada. Necesitaba acción. Pulir sus habilidades como kunoichi. Tenía que estar a punto si en algún momento la Arashikage estimaba su solicitud para una segunda oportunidad para el examen de Chūnin. Y no sólo eso... no podía seguir quedándose en la retaguardia del equipo Kōri. ¡Daruu le estaba sacando demasiada ventaja!