8/02/2019, 03:10
—Esperaré a mañana entonces.... Buenas noches—. suspiró mientras él también subía por la escalera de la litera y se arropaba.
No lograría conciliar el sueño de inmediato, pues tenía a un compañero enfermo en la cama de abajo y cerrar los ojos con tranquilidad sabiendo eso le dolía en la conciencia. Aún así, finalmente decidió dormir al cabo de una hora, pues si Higeki no podía acompañarlos los dos restantes debían mantenerse en forma par cumplir con el objetivo. No sería sino hasta la mañana siguiente que descubriría algo terrible: la fiebre del Hyūga había empeorado. Fue durante la madrugada que se despertó y se enteró de aquello al intentar corroborar por si mismo al tocar su frente. Trató de no hacer ruido para evitar despertar a Karamaru y fue abajo para avisar a la madrugadora Chiasa que lavaba unas legumbres para el desayuno.
Cuando el calvo despertara, vería al Yotsuki en la habitación, dejando una charola con sopa a la par del chico de las ojeras que también parecía tener una tos extremadamente fuerte, siendo este ruido el que levantaría de la cama al capitán del equipo.
—Oye, ¿ya estás despierto?— Voltería a verle. —Higeki está afónico y tiene aún mas calentura que ayer— anunció con un pesimismo más propio del que vela a un muerto que al que cuida de un enfermo. —Ya van a ser casi las seis de la mañana, me dijeron que nuestro desayuno estaría listo en quince minutos... Y que el señor Hirashi quería hablar con nosotros— Se irguió.
El lucía ya arreglado, pues si de algo no puedes acusar a Rōga es de ser negligente.
En el lapso del cuarto de hora que quedaba, Karamaru podría arreglarse, mientras el silencioso Higeki únicamente les observaría prepararse y bajar al comedor mientras él degustaba en silencio de su plato, sentado al pie de la cama.
Una vez ambos bajaran, ya estarían todos en la mesa salvo el cliente, el cuál estaba de pie al inicio de las escaleras con los brazos cruzados y una pequeña Warakko sujetándose de su pantalón.
No lograría conciliar el sueño de inmediato, pues tenía a un compañero enfermo en la cama de abajo y cerrar los ojos con tranquilidad sabiendo eso le dolía en la conciencia. Aún así, finalmente decidió dormir al cabo de una hora, pues si Higeki no podía acompañarlos los dos restantes debían mantenerse en forma par cumplir con el objetivo. No sería sino hasta la mañana siguiente que descubriría algo terrible: la fiebre del Hyūga había empeorado. Fue durante la madrugada que se despertó y se enteró de aquello al intentar corroborar por si mismo al tocar su frente. Trató de no hacer ruido para evitar despertar a Karamaru y fue abajo para avisar a la madrugadora Chiasa que lavaba unas legumbres para el desayuno.
Cuando el calvo despertara, vería al Yotsuki en la habitación, dejando una charola con sopa a la par del chico de las ojeras que también parecía tener una tos extremadamente fuerte, siendo este ruido el que levantaría de la cama al capitán del equipo.
—Oye, ¿ya estás despierto?— Voltería a verle. —Higeki está afónico y tiene aún mas calentura que ayer— anunció con un pesimismo más propio del que vela a un muerto que al que cuida de un enfermo. —Ya van a ser casi las seis de la mañana, me dijeron que nuestro desayuno estaría listo en quince minutos... Y que el señor Hirashi quería hablar con nosotros— Se irguió.
El lucía ya arreglado, pues si de algo no puedes acusar a Rōga es de ser negligente.
En el lapso del cuarto de hora que quedaba, Karamaru podría arreglarse, mientras el silencioso Higeki únicamente les observaría prepararse y bajar al comedor mientras él degustaba en silencio de su plato, sentado al pie de la cama.
Una vez ambos bajaran, ya estarían todos en la mesa salvo el cliente, el cuál estaba de pie al inicio de las escaleras con los brazos cruzados y una pequeña Warakko sujetándose de su pantalón.