9/02/2019, 16:59
—¿Puro? ¿quién narices es Puro, Ayame? —contestó Cota, visiblemente confuso—. ¿O te refieres a Jurete?
—¡Ah, eso! ¡Gracias, Cota-san!
—Por cierto, me llamo Yota, no Cota.
Kōri se cruzó de brazos y ladeó la cabeza hacia la muchacha, que se había quedado petrificada en el sitio. Varios mechones de cabello blanco como la nieve cayeron sobre sus ojos.
—Deberías cuidar esa memoria con los nombres.
—¡Ay, lo siento! —exclamó ella, juntando ambas manos con tal fuerza que se hizo daño en las palmas, pero se esforzó por no dar muestras de ello—. Juro-san y Yota-san, eso es. Lo tengo —asintió varias veces para sí, aunque era muy probable que volviera a olvidarse en cuestión de días, si no horas—. Entonces... ¿Cómo está él?
—¡Ah, eso! ¡Gracias, Cota-san!
—Por cierto, me llamo Yota, no Cota.
Kōri se cruzó de brazos y ladeó la cabeza hacia la muchacha, que se había quedado petrificada en el sitio. Varios mechones de cabello blanco como la nieve cayeron sobre sus ojos.
—Deberías cuidar esa memoria con los nombres.
—¡Ay, lo siento! —exclamó ella, juntando ambas manos con tal fuerza que se hizo daño en las palmas, pero se esforzó por no dar muestras de ello—. Juro-san y Yota-san, eso es. Lo tengo —asintió varias veces para sí, aunque era muy probable que volviera a olvidarse en cuestión de días, si no horas—. Entonces... ¿Cómo está él?