16/02/2019, 00:29
Y ante el inminente susurro de Susanoo...
¡Fiusm! Roga sintió como la tierra frente suyo empezó a moverse, y de ella nació un enorme muro de roca que excedía con creces las dimensiones de aquella ola asesina. El agua impactó fortísimo y generó un estruendo aterrador, pero el muro contuvo el poder destructivo del mar e impidió que arrasara con el Yotsuki. El agua empezó a escurrirse por los laterales y el campo sí que se inundó, pero el estrambótico Roga no recibió ningún daño.
Zōzei veía incrédulo desde la otra punta y no se dio cuenta del enorme muro hasta que la kemuridama de dispersó con una fuerte ventisca.
Kurozuchi, al costado de Roga y sosteniéndole por el hombro; sonrió a ambos.
—Menudo espectáculo, coño. ¡Así me gusta joder! —les premió—. lo pusiste contra las jodidas cuerdas, Roga-kun. ¡Ese buen chidori que le metiste le hizo utilizar ésto! —señaló el mini-mar que ahora les cubría y solo entonces se dio cuenta de que lo verídico que era aquel dicho que decía que "A tiempos desesperados, medidas desesperadas"—. bien hecho.
Tras ellos, Myu veía al joven Roga con expectativa. Era bueno. Era jodidamente bueno. Y... quería batirse con él, algún día.
¡Fiusm! Roga sintió como la tierra frente suyo empezó a moverse, y de ella nació un enorme muro de roca que excedía con creces las dimensiones de aquella ola asesina. El agua impactó fortísimo y generó un estruendo aterrador, pero el muro contuvo el poder destructivo del mar e impidió que arrasara con el Yotsuki. El agua empezó a escurrirse por los laterales y el campo sí que se inundó, pero el estrambótico Roga no recibió ningún daño.
Zōzei veía incrédulo desde la otra punta y no se dio cuenta del enorme muro hasta que la kemuridama de dispersó con una fuerte ventisca.
Kurozuchi, al costado de Roga y sosteniéndole por el hombro; sonrió a ambos.
—Menudo espectáculo, coño. ¡Así me gusta joder! —les premió—. lo pusiste contra las jodidas cuerdas, Roga-kun. ¡Ese buen chidori que le metiste le hizo utilizar ésto! —señaló el mini-mar que ahora les cubría y solo entonces se dio cuenta de que lo verídico que era aquel dicho que decía que "A tiempos desesperados, medidas desesperadas"—. bien hecho.
Tras ellos, Myu veía al joven Roga con expectativa. Era bueno. Era jodidamente bueno. Y... quería batirse con él, algún día.