19/02/2019, 17:43
—Digamos que... confío en ello
Confianza. Igual aquel era el peor mal del que podían padecer en el mundo shinobi.
Bueno, siempre y cuando no me vuelva a cruzar con uno de esos Generales, que crucemos los dedos porque algo así no ocurra de nuevo...
— ¿Confianza? ¿Vas a fiarte de un bicharraco de esos de chakra? — pensé en voz alta.
Pero Ayame rápidamente hizo un cambio en la conversación.
—¡Por cierto! Un compañero tuyo estuvo conmigo cuando me crucé con esa General —dijo, y sus ojos se desviaron inevitablemente hacia la cabeza de Sumizu Kouta, donde se había desarrollado el comienzo de aquella terrible pesadilla. Ayame se quedó pensativa unos instantes—. ¿Cómo era su nombre? Caigo... Dango... Un chico con el pelo de color verde brillante.
— Daigo, se llama Daigo. Es un tipo particular y un buen amigo. Parece que les debes unos cuantos favores a mis amigos — bromee.
Kori parecía empezar a interesarse por aquel encuentro desafortunado con el general de Kurama. Cabía la posibilidad que incluso Ayame no hubiese contado los detalles de todo aquello a los suyos a juzgar por las reacciones del albino, quién había dicho anteriormente ser su hermano.
Siento abusar de tu generosidad, pero si le ves, ¿podrías darle las gracias por mí?
— Claro, como no — respondí, sonriente.
«Al final voy a tener que cobrarle los intereses de tanto encargo»
— Me pregunto qué narices haría Juro con ese indeseable Uchiha cuando te lo encontraste... Ese tio es peligroso
— HOSTIAS, ES LA JINCHURIKI, COLEGA
Siempre tan discreta como de costumbre. al parecer ya me había encontrado.
— Ah... Ya estás aquí — dije mirando hacia mi retaguardia, desde donde provenía la voz de Kumopansa.
Confianza. Igual aquel era el peor mal del que podían padecer en el mundo shinobi.
Bueno, siempre y cuando no me vuelva a cruzar con uno de esos Generales, que crucemos los dedos porque algo así no ocurra de nuevo...
— ¿Confianza? ¿Vas a fiarte de un bicharraco de esos de chakra? — pensé en voz alta.
Pero Ayame rápidamente hizo un cambio en la conversación.
—¡Por cierto! Un compañero tuyo estuvo conmigo cuando me crucé con esa General —dijo, y sus ojos se desviaron inevitablemente hacia la cabeza de Sumizu Kouta, donde se había desarrollado el comienzo de aquella terrible pesadilla. Ayame se quedó pensativa unos instantes—. ¿Cómo era su nombre? Caigo... Dango... Un chico con el pelo de color verde brillante.
— Daigo, se llama Daigo. Es un tipo particular y un buen amigo. Parece que les debes unos cuantos favores a mis amigos — bromee.
Kori parecía empezar a interesarse por aquel encuentro desafortunado con el general de Kurama. Cabía la posibilidad que incluso Ayame no hubiese contado los detalles de todo aquello a los suyos a juzgar por las reacciones del albino, quién había dicho anteriormente ser su hermano.
Siento abusar de tu generosidad, pero si le ves, ¿podrías darle las gracias por mí?
— Claro, como no — respondí, sonriente.
«Al final voy a tener que cobrarle los intereses de tanto encargo»
— Me pregunto qué narices haría Juro con ese indeseable Uchiha cuando te lo encontraste... Ese tio es peligroso
— HOSTIAS, ES LA JINCHURIKI, COLEGA
Siempre tan discreta como de costumbre. al parecer ya me había encontrado.
— Ah... Ya estás aquí — dije mirando hacia mi retaguardia, desde donde provenía la voz de Kumopansa.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa