19/02/2019, 20:20
—Me pregunto qué narices haría Juro con ese indeseable Uchiha cuando te lo encontraste... —musitó Yota, pensativo—. Ese tio es peligroso.
—No lo sé, la verdad —respondió ella, encogiéndose de hombros. Después de todo, Kokuō se había limitado a transmitir su mensaje a los otros dos Bijū cuando se encontró con ellos. No hubo tiempo ni lugar para otro tipo de cuestiones—. Sólo espero que se ande con cuidado. Aunque ahora estamos en alianza, nunca se puede saber lo que circula por la cabeza de ese Uchiha...
—HOSTIAS, ES LA JINCHURIKI, COLEGA.
Aquella repentina voz la sobresaltó. Y no fue la única: Kōri, junto a ella, había tensado todos los músculos del cuerpo, en preparación a un posible ataque. Pero lo que se estaba acercando a ellos no era ningún shinobi, ni mucho menos un General, tan solo era la enorme araña viuda negra que siempre acompañaba al Kusajin. Ayame se relajó un tanto al verla.
—Preferiría que me llamaras sólo Ayame —replicó, con una sonrisa incómoda. En aquellos momentos, que renegaba del nombre de Guardiana más que nunca, también había crecido su rechazo al denominativo de Jinchūriki—. Es un placer volver a verte, eh... Muchopanza.
—No lo sé, la verdad —respondió ella, encogiéndose de hombros. Después de todo, Kokuō se había limitado a transmitir su mensaje a los otros dos Bijū cuando se encontró con ellos. No hubo tiempo ni lugar para otro tipo de cuestiones—. Sólo espero que se ande con cuidado. Aunque ahora estamos en alianza, nunca se puede saber lo que circula por la cabeza de ese Uchiha...
—HOSTIAS, ES LA JINCHURIKI, COLEGA.
Aquella repentina voz la sobresaltó. Y no fue la única: Kōri, junto a ella, había tensado todos los músculos del cuerpo, en preparación a un posible ataque. Pero lo que se estaba acercando a ellos no era ningún shinobi, ni mucho menos un General, tan solo era la enorme araña viuda negra que siempre acompañaba al Kusajin. Ayame se relajó un tanto al verla.
—Preferiría que me llamaras sólo Ayame —replicó, con una sonrisa incómoda. En aquellos momentos, que renegaba del nombre de Guardiana más que nunca, también había crecido su rechazo al denominativo de Jinchūriki—. Es un placer volver a verte, eh... Muchopanza.