21/02/2019, 21:49
"¿Literalmente? ¿Cómo que literalmente?" Alzó una ceja ante la risa extraña de la chica. "Meh, de seguro solo se hace la chula y quiere presumir." Le restó importancia al asunto. "Ya luego pensaré en eso, mientras debo reponer algo de fuerzas." No sólo por el hambre, sino que se sentía aún más fatigado y adolorido que durante la pelea. ¿Bajón de adrenalina quizás?
—¡Yosha!— saltó con el puño en alto. Muchos ánimos para alguien a quién acababan de darle una paliza. —¡Pues andando!— Se dio la vuelta rápidamente para emprender la marcha de regreso hacia la zona central del distrito.
"Trata de memorizar la ruta lobo, que quizás sea buena idea volver a este sitio alguna vez." Sonreía mientras saltaba, rebuscando con la mirada entre las calles y avenidas un camino en específico. "Lástima que aquel nuevo local estaba tan concurrido, se veía excelente." Se resignaría a buscar uno de los que ya conocía. "Creo que sé cuál es el ideal." En un momento determinado bajó hasta un callejón largo, lleno puestos callejeros con muchos chunches variados que iban desde juguetes hasta joyería barata de imitación.
Recorrerían todo el trayecto, siendo que al final de este se encontraba el mentado restaurante. Mucho antes de que llegaran a la puerta el sonido de la música y las ovaciones acariciaría sus oídos. Ya estando cerca podrían observar la fachada con más detenimiento: Tenía un toldo de tejas de corte tradicional muy amplio sobre la entrada en el cuál se escurría el agua. Además de permitirse tener unos farolillos de imitación que tenían focos normales en vez de velas.
—¡Es aquí!— desaceleraría el paso, aunque realmente era innecesario. —No tengas pena por mojar el piso y eso, que incluso le puedes pedir una toalla a la dueña si quieres— carcajeó. —¡Pasa tú primero!— se adelantó para abrirle la puerta.
El interior era un mezcla entre lo tradicional y lo moderno. Mesas y sillas que intentaban mostrarse humildes, al igual que los cuadros en tinta que adornaban las paredes. Y aún así, meseros y meseras vestían con camisas polo, pantalones deportivos, tenis y gorra incluida. Si no fuera porque todos iban iguales difícilmente podías calificar sus atuendos cómo uniformes. Algunas macetas con plantas artificiales adornaban ciertos sectores. Pero el centro de entretenimiento principal era el pequeño escenario del fondo, con una pantalla grande donde las letras de la canción de turno eran mostradas para todos. Al lado, una máquina con una pantalla más pequeña.
Para cuando ellos entraran había un grupo de tres amigos cantando alegremente mientras otros de los presentes aplaudían en acompañamiento.
—¡Yosha!— saltó con el puño en alto. Muchos ánimos para alguien a quién acababan de darle una paliza. —¡Pues andando!— Se dio la vuelta rápidamente para emprender la marcha de regreso hacia la zona central del distrito.
"Trata de memorizar la ruta lobo, que quizás sea buena idea volver a este sitio alguna vez." Sonreía mientras saltaba, rebuscando con la mirada entre las calles y avenidas un camino en específico. "Lástima que aquel nuevo local estaba tan concurrido, se veía excelente." Se resignaría a buscar uno de los que ya conocía. "Creo que sé cuál es el ideal." En un momento determinado bajó hasta un callejón largo, lleno puestos callejeros con muchos chunches variados que iban desde juguetes hasta joyería barata de imitación.
Recorrerían todo el trayecto, siendo que al final de este se encontraba el mentado restaurante. Mucho antes de que llegaran a la puerta el sonido de la música y las ovaciones acariciaría sus oídos. Ya estando cerca podrían observar la fachada con más detenimiento: Tenía un toldo de tejas de corte tradicional muy amplio sobre la entrada en el cuál se escurría el agua. Además de permitirse tener unos farolillos de imitación que tenían focos normales en vez de velas.
—¡Es aquí!— desaceleraría el paso, aunque realmente era innecesario. —No tengas pena por mojar el piso y eso, que incluso le puedes pedir una toalla a la dueña si quieres— carcajeó. —¡Pasa tú primero!— se adelantó para abrirle la puerta.
El interior era un mezcla entre lo tradicional y lo moderno. Mesas y sillas que intentaban mostrarse humildes, al igual que los cuadros en tinta que adornaban las paredes. Y aún así, meseros y meseras vestían con camisas polo, pantalones deportivos, tenis y gorra incluida. Si no fuera porque todos iban iguales difícilmente podías calificar sus atuendos cómo uniformes. Algunas macetas con plantas artificiales adornaban ciertos sectores. Pero el centro de entretenimiento principal era el pequeño escenario del fondo, con una pantalla grande donde las letras de la canción de turno eran mostradas para todos. Al lado, una máquina con una pantalla más pequeña.
Para cuando ellos entraran había un grupo de tres amigos cantando alegremente mientras otros de los presentes aplaudían en acompañamiento.