25/02/2019, 02:11
Una vez dentro el niño se quitó la chaqueta larga, para que no escurriese demasiado. Por su parte Ayame rápidamente buscó una de las mesas más simples que tenía el local, además de mostrar interés en la carta.
—Pues dependerá mucho de tus gustos, que acá hay variedad— se sentó en la silla, suspirando con alivio. —Suelen tener ramen, arroz, sushi... o si quieres algo más mundano puedes pedir un simple emparedado casero. Lo que sí es extraño son los aderezos, hay unas salsas con nombres chistosos que parece que las nombró un niño de preescolar— río un poco. —Aunque si me pides mi opinión personal hay una hamburguesa a la que le llaman torito que tiene huevo adentro. Si, suena loco pero sabe mejor de lo que se escucha, te lo aseguro— se llevó la mano diestra al pecho y alzó la izquierda en señal de juramento.
»Ahí viene la mesera con la carta, quizás te ayude a decidirte.
En efecto, una chica con un cartón doblado en mano se acercó rápidamente a la mesa de ellos.
—Sean bienvenidos, puedo tomar su orden— pronunció amablemente.
—No deberías ser tan formal conmigo, sabes que es lo que pido siempre que vengo— sonrío. Se le notaba demasiado cómodo en el sitio. —Aunque quizás ella se tome su tiempo en ver la carta— pasó su vista a Ayame.
—Siempre debo ser profesional con todos mis clientes, por mucha confianza que tenga— movió la cabeza un poco pero sin perder su toque amigable al hablar. —Discúlpeme por esto último, señorita. Acá tiene el menú— le extendió la hoja.
—Pues dependerá mucho de tus gustos, que acá hay variedad— se sentó en la silla, suspirando con alivio. —Suelen tener ramen, arroz, sushi... o si quieres algo más mundano puedes pedir un simple emparedado casero. Lo que sí es extraño son los aderezos, hay unas salsas con nombres chistosos que parece que las nombró un niño de preescolar— río un poco. —Aunque si me pides mi opinión personal hay una hamburguesa a la que le llaman torito que tiene huevo adentro. Si, suena loco pero sabe mejor de lo que se escucha, te lo aseguro— se llevó la mano diestra al pecho y alzó la izquierda en señal de juramento.
»Ahí viene la mesera con la carta, quizás te ayude a decidirte.
En efecto, una chica con un cartón doblado en mano se acercó rápidamente a la mesa de ellos.
—Sean bienvenidos, puedo tomar su orden— pronunció amablemente.
—No deberías ser tan formal conmigo, sabes que es lo que pido siempre que vengo— sonrío. Se le notaba demasiado cómodo en el sitio. —Aunque quizás ella se tome su tiempo en ver la carta— pasó su vista a Ayame.
—Siempre debo ser profesional con todos mis clientes, por mucha confianza que tenga— movió la cabeza un poco pero sin perder su toque amigable al hablar. —Discúlpeme por esto último, señorita. Acá tiene el menú— le extendió la hoja.