27/02/2019, 21:53
—Entiendo, entiendo Supongo que no sería buena idea forzarlo si todavía no estás preparado...
Y ya. No tenía nada más que decir ni hacer en ese momento. La última vez que un Kuseño de atrevió a enfrentarse a mí en el Valle del Fin casi muere desangrado, así que no tenía a bien enfrentarme a otro ahora que era todavía más fuerte. Si él no sacaba tema de conversación (yo ya no me arriesgaba a hacer movimientos de ese calibre a sabiendas de mi completa falta de diplomacia) y no iba a pegarme con él ni como entrenamiento ni como entretenimiento ni como nada, pues no había mucho que hacer.
— Bueno, Daigo, un placer haber aclarado las cosas contigo. Se nota que eres buena gente como Juro. Va siendo hora de partir hacia el hogar de nuevo, que tú estás a tiro de piedra de Kusagakure pero yo tengo varios días de camino hasta Uzushiogakure. Espero volver a verte, a poder ser en un examen y si no, al menos estando en el mismo bando.
Cuando todo esto pete y acabemos en una guerra de las que destrozan medio continente y acaban con nueve bestias pastando a sus anchas. Todo eso me lo ahorré por no generar tensión innecesaria.
Le ofrecí la mano para estrecharla como simbolo de cordialidad y reencontrada alianza entre shinobis. A menos que me contrariase, me marcharía del lugar tras estrecharle la mano rumbo al único y verdadero hogar de la justicia y el bienestar en Onindo.
Y ya. No tenía nada más que decir ni hacer en ese momento. La última vez que un Kuseño de atrevió a enfrentarse a mí en el Valle del Fin casi muere desangrado, así que no tenía a bien enfrentarme a otro ahora que era todavía más fuerte. Si él no sacaba tema de conversación (yo ya no me arriesgaba a hacer movimientos de ese calibre a sabiendas de mi completa falta de diplomacia) y no iba a pegarme con él ni como entrenamiento ni como entretenimiento ni como nada, pues no había mucho que hacer.
— Bueno, Daigo, un placer haber aclarado las cosas contigo. Se nota que eres buena gente como Juro. Va siendo hora de partir hacia el hogar de nuevo, que tú estás a tiro de piedra de Kusagakure pero yo tengo varios días de camino hasta Uzushiogakure. Espero volver a verte, a poder ser en un examen y si no, al menos estando en el mismo bando.
Cuando todo esto pete y acabemos en una guerra de las que destrozan medio continente y acaban con nueve bestias pastando a sus anchas. Todo eso me lo ahorré por no generar tensión innecesaria.
Le ofrecí la mano para estrecharla como simbolo de cordialidad y reencontrada alianza entre shinobis. A menos que me contrariase, me marcharía del lugar tras estrecharle la mano rumbo al único y verdadero hogar de la justicia y el bienestar en Onindo.
—Nabi—