1/03/2019, 18:47
Desoyendo la petición de la pobre anciana, Karamaru la abandonó con una pobre disculpa y una educada despedida. La mujer, visiblemente apenada, apenas pudo asentir débilmente antes de que el muchacho se perdiera de nuevo entre la multitud.
Era hora de buscar el lugar indicado: La frutería del señor Ichigo, un poco más arriba de la calle. Si Karamaru conseguía dar con ella, la pescadería no tenía pérdida puesto que quedaba justo al lado. Y desde ahí... Pero lo cierto era que el genin no era demasiado avispado, y la muchedumbre que iba de aquí para allá sin un orden establecido no hacía más que dificultarle las cosas. Se suponía que debía ir en línea recta para encontrar la frutería, pero terminó dando más de una vuelta, confundido entre la multitud, y sólo varios minutos después se daría cuenta de que se había pasado el discreto letrero con una fresa sonriente que señalaba la posición de dicho local.
Era hora de buscar el lugar indicado: La frutería del señor Ichigo, un poco más arriba de la calle. Si Karamaru conseguía dar con ella, la pescadería no tenía pérdida puesto que quedaba justo al lado. Y desde ahí... Pero lo cierto era que el genin no era demasiado avispado, y la muchedumbre que iba de aquí para allá sin un orden establecido no hacía más que dificultarle las cosas. Se suponía que debía ir en línea recta para encontrar la frutería, pero terminó dando más de una vuelta, confundido entre la multitud, y sólo varios minutos después se daría cuenta de que se había pasado el discreto letrero con una fresa sonriente que señalaba la posición de dicho local.