15/03/2019, 18:44
(Última modificación: 15/03/2019, 18:47 por Amekoro Yui. Editado 1 vez en total.)
Con la frutería ya ubicada, Karamaru no tardó mucho más en encontrar su destino. Tal y como recordaba, la pescadería del señor Sakana (que por cierto, parecía estar persiguiendo a un gato blanco con mucha fruición) se encontraba junto a ella y, al lado de esta la vivienda de Shūsei Tsura.
Impaciente, el joven genin se abalanzó sobre la puerta para aporrearla, sin darse cuenta de que lo que estaba golpeando en realidad era la puerta de un portal de un edificio de varios pisos de altura, del mismo estilo que el resto de edificaciones de Amegakure.
—¡¿Pero qué estás haciendo, inconsciente?! —le gritó un hombre desde el interior. A juzgar por su uniforme y por los trapos que llevaba en la mano, era el encargado de la limpieza del susodicho rellano.
Y, detrás de él, una voz infantil:
—¿Mamá, qué hace ese señor calvo? ¿Está loco?
Impaciente, el joven genin se abalanzó sobre la puerta para aporrearla, sin darse cuenta de que lo que estaba golpeando en realidad era la puerta de un portal de un edificio de varios pisos de altura, del mismo estilo que el resto de edificaciones de Amegakure.
—¡¿Pero qué estás haciendo, inconsciente?! —le gritó un hombre desde el interior. A juzgar por su uniforme y por los trapos que llevaba en la mano, era el encargado de la limpieza del susodicho rellano.
Y, detrás de él, una voz infantil:
—¿Mamá, qué hace ese señor calvo? ¿Está loco?