15/03/2019, 18:53
—La mayor parte tuvo que ser por mi cuenta. Mi abuelo es muy estricto conmigo y siempre quiso que me enfocara única y exclusivamente a mis rutinas de shinobi, aunque mi papá sabía que a mí me gustaba la música y me compró una guitarra cuando tenía siete años. No solía tener demasiado tiempo libre, pues luego de la academia en las mañanas mi abuelo me obligaba a seguir entrenando en las tardes. Aún así, durante las noches siempre hice lo posible por mejorar cada vez más —respondió Roga, y Ayame le escuchó con atención. Parecía que compartían algo en común, aparte de su gusto por la música: un familiar sumamente estricto con la vida shinobi y el entrenamiento—. Pero aún así no pienso dejarlo de lado, total, se perfectamente que el camino a la fama no es sencillo. No lo hago sólo por reconocimiento, ¡quiero que de verdad escuchen lo que tengo que decir y que mis letras lleguen a inspirar a las personas! ¡Y algún día todos van a vitorear a Rey Colmillo de Lobo! —exclamó, empuñando la diestra mientras que con la zurda pegaba grandes tragos a su bebida.
Ayame esbozó una brillante sonrisa.
—¿Rey Colmillo de Lobo? ¿Ese es tu nombre artístico? —preguntó, con genuina curiosidad, mientras se llevaba otro de aquellos triángulos de maíz a la boca—. Se nota que tienes una verdadera pasión por lo que haces, eso está muy bien.
Ayame esbozó una brillante sonrisa.
—¿Rey Colmillo de Lobo? ¿Ese es tu nombre artístico? —preguntó, con genuina curiosidad, mientras se llevaba otro de aquellos triángulos de maíz a la boca—. Se nota que tienes una verdadera pasión por lo que haces, eso está muy bien.