25/03/2019, 15:45
—¡Claro que sí! Escuché... escuché que era por aquí —respondió Daigo, mucho más convencido al principio que al final.
Aunque el peliverde continuaba andando y sonriendo aparentando confianza, en su interior empezaba a dudar sobre lo buena idea que era viajar hasta Tanzaku Gai solo a causa de unos rumores que había escuchado.
¡Pero es que tenía tantas ganas de ver el torneo!
—Osea, quiero decir, ni siquiera hemos visto propaganda ni nada —hizo una breve pausa—, o... ese torneo no será ilegal, ¿verdad?
—¿Eh? ¡No, no! —¿O sí?—. Es solo que no hemos buscado lo suficiente. Seguro que empezaremos a encontrar un montón de carteles en cuanto nos acerquemos.
Continuaron caminando poco tiempo, buscando alguna pista que les llevara a su objetivo, pero antes de que sucediera un inevitable desvío se presentó.
—¡¡Ayuda!! ¡¡Auxilio!![/color]
[Sub=yellow]—¡Kumopansa!
—¡Hora de mover mis quelíceros!
—¡Voy!
Y apenas en un instante el grupo ya se había movilizado dentro del callejón. Kumopansa había saltado hacia una pared para acercarse de forma sigilosa. Mientras Daigo...
¿Dónde estaba Daigo?
Esperando que Kumopansa se llevara toda la atención con su grito de guerra, el peliverde ya había hecho un sello manual para moverse a velocidad casi instantánea hacia la espalda de Ushi.
—Ya es suficiente —ordenó de la forma más autoritaria que su voz de adolescente le permitió.
Con todos los sentidos en punta y ambos puños cerrados, el boxeador se preparaba para lo peor.
Aunque el peliverde continuaba andando y sonriendo aparentando confianza, en su interior empezaba a dudar sobre lo buena idea que era viajar hasta Tanzaku Gai solo a causa de unos rumores que había escuchado.
¡Pero es que tenía tantas ganas de ver el torneo!
—Osea, quiero decir, ni siquiera hemos visto propaganda ni nada —hizo una breve pausa—, o... ese torneo no será ilegal, ¿verdad?
—¿Eh? ¡No, no! —¿O sí?—. Es solo que no hemos buscado lo suficiente. Seguro que empezaremos a encontrar un montón de carteles en cuanto nos acerquemos.
Continuaron caminando poco tiempo, buscando alguna pista que les llevara a su objetivo, pero antes de que sucediera un inevitable desvío se presentó.
—¡¡Ayuda!! ¡¡Auxilio!![/color]
[Sub=yellow]—¡Kumopansa!
—¡Hora de mover mis quelíceros!
—¡Voy!
Y apenas en un instante el grupo ya se había movilizado dentro del callejón. Kumopansa había saltado hacia una pared para acercarse de forma sigilosa. Mientras Daigo...
¿Dónde estaba Daigo?
Esperando que Kumopansa se llevara toda la atención con su grito de guerra, el peliverde ya había hecho un sello manual para moverse a velocidad casi instantánea hacia la espalda de Ushi.
—Ya es suficiente —ordenó de la forma más autoritaria que su voz de adolescente le permitió.
Con todos los sentidos en punta y ambos puños cerrados, el boxeador se preparaba para lo peor.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.