24/03/2019, 22:25
Etsu se alzó de poco a poco, al menos su core. La cabeza reculaba hacia atrás, mientras que su diestra alzaba aún mas la botella imaginaria. El chico bebía de manera exagerada, aunque fantasiosa. Sin embargo, ¿qué esperar ante una situación así? su oponente se veía realmente confundido, sin saber muy bien qué hacer, o cómo responder ante esa... ¿amenaza?
—Se llama estilo del mono borracho... —informó antes de que Daigo pensase que se cachondeaba de él o algo similar —y quizás eres el primero en decenas de años que ve éste estilo.
Entre tanto, las manos y piernas del peliverde había comenzado a brillar de un tono verde realmente intenso. Tanto brillaban, que parecían estar ardiendo. Lo que fuere que estuviese haciendo parecía ser algún tipo de ninjutsu adherido quizás a su estilo de pelea, o simplemente pensaba lanzarle algo.
A saber.
Sin embargo, Etsu confiaba en que el chico mantuviese la palabra de mantenerse en un combate cuerpo a cuerpo. No conocía demasiado a Daigo, pero normalmente una persona no hace lo que le da la gana tras estipular normas en un entrenamiento amistoso... a menos que seas Datsue. Pero en fin, eso ya es otro tema.
El rastas, que miraba con descaro el cielo en un nuevo trago, dejó la pantomima para dedicarle una mirada al peliverde. Con las mismas, y ésta vez sin aviso, comenzó la acometida. Con fuerzas, lanzó su cuerpo hacia detrás, volviendo a recostarse completamente. Sin embargo, eso fue por poco tiempo, pues apenas habiendo tocado la espalda el suelo, tomó impulso con las piernas y se levantaría sobre el sitio.
El equilibrio le fallaba de nuevo, o eso parecía. Reculó apenas un paso, pero con las mismas lanzaría un puñetazo directo con su zurda, en un pequeño salto a ras de suelo, un mero acercamiento. El puño iría sin dilaciones hacia el estómago de su antagonista. Justo tras el puñetazo, el rastas recogería el brazo en lo que lanzaba una patada directa con su diestra, buscando de nuevo el estómago de Daigo. No podría evitar recular un poco tras el intento de patada, y ya acertase o no, se vería de nuevo casi en el suelo.
—Se llama estilo del mono borracho... —informó antes de que Daigo pensase que se cachondeaba de él o algo similar —y quizás eres el primero en decenas de años que ve éste estilo.
Entre tanto, las manos y piernas del peliverde había comenzado a brillar de un tono verde realmente intenso. Tanto brillaban, que parecían estar ardiendo. Lo que fuere que estuviese haciendo parecía ser algún tipo de ninjutsu adherido quizás a su estilo de pelea, o simplemente pensaba lanzarle algo.
A saber.
Sin embargo, Etsu confiaba en que el chico mantuviese la palabra de mantenerse en un combate cuerpo a cuerpo. No conocía demasiado a Daigo, pero normalmente una persona no hace lo que le da la gana tras estipular normas en un entrenamiento amistoso... a menos que seas Datsue. Pero en fin, eso ya es otro tema.
El rastas, que miraba con descaro el cielo en un nuevo trago, dejó la pantomima para dedicarle una mirada al peliverde. Con las mismas, y ésta vez sin aviso, comenzó la acometida. Con fuerzas, lanzó su cuerpo hacia detrás, volviendo a recostarse completamente. Sin embargo, eso fue por poco tiempo, pues apenas habiendo tocado la espalda el suelo, tomó impulso con las piernas y se levantaría sobre el sitio.
El equilibrio le fallaba de nuevo, o eso parecía. Reculó apenas un paso, pero con las mismas lanzaría un puñetazo directo con su zurda, en un pequeño salto a ras de suelo, un mero acercamiento. El puño iría sin dilaciones hacia el estómago de su antagonista. Justo tras el puñetazo, el rastas recogería el brazo en lo que lanzaba una patada directa con su diestra, buscando de nuevo el estómago de Daigo. No podría evitar recular un poco tras el intento de patada, y ya acertase o no, se vería de nuevo casi en el suelo.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~