31/03/2019, 00:00
—En ese caso es un honor ser el primero al que se lo muestras, Etsu-san —contestó a Etsu.
el boxeador apretó aún más sus puños con emoción. Si aquello de verdad se trataba de un estilo de Taijutsu olvidado, debía ver de lo que era capaz.
El Inuzuka, luego de un nuevo trago de esa bebida imaginaria que le gustaba tomar, utilizó sus piernas para impulsarse y recuperar la verticalidad.
«¡Ahora!»
Aprovechando el momento en el que Etsu reculaba, el peliverde inició su carga hacia adelante impulsado por su propio chakra, preparado para tomar las riendas del combate y dar comienzo a su ofensiva, pero poco sabía él que no sería tan fácil.
El boxeador decidió retar el puñetazo de su contrincante con el suyo propio, lanzando su diestra directa al mentón de su oponente, confiando en que su puñetazo potenciado con chakra llegaría mucho antes y desequilibraría a su oponente.
—¡Ugh!
No podía estar más equivocado, pues antes de siquiera darse cuenta, el puño de Etsu se había clavado recto como una lanza en el estómago del peliverde, cancelando su técnica y desviando el puñetazo del boxeador a causa del dolor del repentino impacto.
Pero el ataque de Etsu no podía acabar allí. Por el rabillo del ojo, Daigo vio la pierna de Etsu acercarse a gran velocidad hacia su torso.
No tenía la velocidad de reacción necesaria preparar una defensa elaborada, así que tan solo pudo bajar su codo izquierdo para absorber el impacto con su brazo.
«No solo es más rápido que yo ¡También es más fuerte!»
La fuerza de la patada consiguió desplazarlo un poco hacia su derecha, despegando momentáneamente sus pies del suelo, pero ahora su contrincante volvía a recular producto de su propia patada.
A estas alturas, Daigo empezó a reconocer aquel gesto como su forma de iniciar un ataque, y ahora que había comprobado de primera mano lo mala idea que era dejarle tomar la ofensiva, el peliverde no estaba dispuesto a dejarlo actuar a gusto.
«¡No, no, no!» Una vez más, el puño derecho del boxeador empezó a arder en su tono característico.
En el preciso instante en el que su pierna derecha también se había encendido, Daigo supo que este era su momento.
—¡USHI! —anunció mientras se lanzaba contra su rival buscando impactarle en la boca del estómago con la diestra.
el boxeador apretó aún más sus puños con emoción. Si aquello de verdad se trataba de un estilo de Taijutsu olvidado, debía ver de lo que era capaz.
El Inuzuka, luego de un nuevo trago de esa bebida imaginaria que le gustaba tomar, utilizó sus piernas para impulsarse y recuperar la verticalidad.
«¡Ahora!»
Aprovechando el momento en el que Etsu reculaba, el peliverde inició su carga hacia adelante impulsado por su propio chakra, preparado para tomar las riendas del combate y dar comienzo a su ofensiva, pero poco sabía él que no sería tan fácil.
El boxeador decidió retar el puñetazo de su contrincante con el suyo propio, lanzando su diestra directa al mentón de su oponente, confiando en que su puñetazo potenciado con chakra llegaría mucho antes y desequilibraría a su oponente.
—¡Ugh!
No podía estar más equivocado, pues antes de siquiera darse cuenta, el puño de Etsu se había clavado recto como una lanza en el estómago del peliverde, cancelando su técnica y desviando el puñetazo del boxeador a causa del dolor del repentino impacto.
Pero el ataque de Etsu no podía acabar allí. Por el rabillo del ojo, Daigo vio la pierna de Etsu acercarse a gran velocidad hacia su torso.
No tenía la velocidad de reacción necesaria preparar una defensa elaborada, así que tan solo pudo bajar su codo izquierdo para absorber el impacto con su brazo.
«No solo es más rápido que yo ¡También es más fuerte!»
La fuerza de la patada consiguió desplazarlo un poco hacia su derecha, despegando momentáneamente sus pies del suelo, pero ahora su contrincante volvía a recular producto de su propia patada.
A estas alturas, Daigo empezó a reconocer aquel gesto como su forma de iniciar un ataque, y ahora que había comprobado de primera mano lo mala idea que era dejarle tomar la ofensiva, el peliverde no estaba dispuesto a dejarlo actuar a gusto.
«¡No, no, no!» Una vez más, el puño derecho del boxeador empezó a arder en su tono característico.
En el preciso instante en el que su pierna derecha también se había encendido, Daigo supo que este era su momento.
—¡USHI! —anunció mientras se lanzaba contra su rival buscando impactarle en la boca del estómago con la diestra.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.