31/03/2019, 01:17
—Mi nombre es... —Roga se giró sobre su talón izquierdo, dándole la espalda. Ladeó la cabeza, mostrando de nuevo aquella suficiente sonrisa blanca. Levantó el derecho en un arco teatral. Daruu levantó todas sus cejas, las literales y las metafóricas—. —King Rōga~ —Le sonrió de nuevo, aunque esta vez no habían focos que le deslumbraran. Ahora Daruu había bajado las cejas de verdad (las metafóricas iban a estar todo el día levantadas), y se limitaba a observarlo con los ojos entrecerrados, esperando a que aquél espectáculo acabase cuanto antes—. —He leído todo con detenimiento. Debemos corroborar la situación en el Cementerio del Gobi y reportar lo que está ocurriendo.
—Bien. —Daruu contestó con un tono átono perfectamente aprendido de Kori-sensei. Fruncía el ceño—. Bien. —Se dio la vuelta lentamente, rígido como una tabla. «Me ha ido a tocar el más tonto». Caminó hacia la entrada de la villa, en silencio.
Suspiró. Aquellos iban a ser unos días muy, muy largos.
—Bien. —Daruu contestó con un tono átono perfectamente aprendido de Kori-sensei. Fruncía el ceño—. Bien. —Se dio la vuelta lentamente, rígido como una tabla. «Me ha ido a tocar el más tonto». Caminó hacia la entrada de la villa, en silencio.
Suspiró. Aquellos iban a ser unos días muy, muy largos.