(C) Los susurros del Yomi

[Amedama Daruu]

Roga no tardó en volver con unas cuantas cosas, Daruu pudo comprobar de inmediato que más de las que él le había pedido. El muchacho dijo que usó su propio dinero para añadir un par de caprichos. Le enseñó una barrita de chocolate.

—Bueno. —Daruu se encogió de hombros y sonrió—. No es muy nutritivo, pero un caprichito nos podemos permitir, ¿no? Gracias, Roga. —Se quitó la mochila, abrió la cremallera y se la tendió para que guardara las cosas. Una vez las hubo guardado, se la echó de nuevo al hombro y le hizo una seña para que le acompañara. Daruu se acercó al puesto de guardia de la puerta y explicó los motivos de partida, enseñando el pergamino de misión. Tras un saludo rutinario los muchachos abandonaron la seguridad de Amegakure y prosiguieron cruzando el puente del lago.

Roga preguntó si Daruu conocía el camino, e indicó que quizás sería mejor si él tuviera un mapa. Daruu lo miró un momento, atendiéndole, y luego rebuscó en uno de los bolsillos de la mochila de viaje. Sacó un pequeño papel doblado.

—Aquí tienes uno muy básico, pero aparece el Cementerio como punto de interés —dijo—. Siempre lo llevo encima en viajes largos, por si acaso.

»El Cementerio está a un poco más de medio día de camino a buen ritmo, así que podremos llegar allí al anochecer incluso si vamos más descansados. La misión requiere de una vigía nocturna, así que mejor ahorrarnos un poco de energía.