4/04/2019, 15:01
El cielo encapotado característico del País de las Tormentas, descriptivo paisaje de Yachi, un pequeño paraje al este de Amegakure. Raitaro se desviaba en ocasiones del lugar donde residió durante los últimos dos años, siempre buscando lugares tranquilos donde observar las más espectaculares tormentas. A pesar de las previsiones que aseguraban la aparición de una increíble tormenta veraniega, el clima era tranquilo y ameno para cualquiera que en aquél país habitase. Tal hecho no sentó muy bien al joven, el cual se había alejado de la aldea en busca de algo que no obtuvo. Sentir una enorme tempestad acompañada por la increíble visión del poder de Raijin era algo que hacía al chico sentir cercana su patria, pues desde niño, pudo ver a toda la familia reunirse bajo increíbles tormentas que al norte del país tenían lugar.
Raitaro recién llegaba al pueblo, vigilante del cielo con una mueca de hastío por el buen tiempo de la zona. Observaba con cautela a cada transeúnte, sin hablar con nadie ni que nadie le molestase. Entonces, planteando que igual la previsión no fuese del todo errónea, se dirigió a una posada para aguardar así la llegada de la supuesta tormenta, y tal hecho, a penas habiendo llegado a cruzar la puerta, le llevó a observar algo que jamás hubiera podido ver: Un ninja con el símbolo de otra villa. Raitaro se quedó quieto, observando a un muchacho de pigmentación bastante parecida. Sin dudarlo, ante tal evidencia, se pondría justo delante suya con un rostro serio - ¿Eres del clan...? - se limitó a preguntar, obviando el hecho de que si lo era, sabría de qué clan le hablaba... No había mucha gente de piel oscura y cabello albino en un país de ambiente aplastantemente oriental - ¿Vienes para observar la tormenta? -.
Raitaro recién llegaba al pueblo, vigilante del cielo con una mueca de hastío por el buen tiempo de la zona. Observaba con cautela a cada transeúnte, sin hablar con nadie ni que nadie le molestase. Entonces, planteando que igual la previsión no fuese del todo errónea, se dirigió a una posada para aguardar así la llegada de la supuesta tormenta, y tal hecho, a penas habiendo llegado a cruzar la puerta, le llevó a observar algo que jamás hubiera podido ver: Un ninja con el símbolo de otra villa. Raitaro se quedó quieto, observando a un muchacho de pigmentación bastante parecida. Sin dudarlo, ante tal evidencia, se pondría justo delante suya con un rostro serio - ¿Eres del clan...? - se limitó a preguntar, obviando el hecho de que si lo era, sabría de qué clan le hablaba... No había mucha gente de piel oscura y cabello albino en un país de ambiente aplastantemente oriental - ¿Vienes para observar la tormenta? -.