4/04/2019, 16:44
Raitaro se comenzaba a enfurecer. Evidentemente, su posición no era la más adecuada, pero él no conocía la verdadera experiencia que aquél pequeñajo tenía, seguramente, llevándoselo de calle en un enfrentamiento directo. Raitaro veía ante él un muchacho charlatán y sin ninguna idea de moral, completamente contrario a él, a pesar de pertenecer al mismo bando - Puede que no sea ningún héroe, pero al menos respeto a mis superiores con rectitud - regañaba el enorme fortachón. Su mirada era bastante comprometedora, estaba furioso y se le notaba de lejos, aunque se trató de mantener en calma por tratarse a priori de un simple chiquillo que se divertía a su manera en el lago. Solamente buscaba hacerle entender su presunto error.
Pero el chiquillo cometió un error, pues sin escuchar lo que terminaba de decir el muchacho antes de terminar su palabrería, detectó la acusación de ser ridículo por parte de un niño insolente. Sus dientes, de forma casi involuntaria, se apretaron entre sí, y su pose comenzó a ser lo más intimidante que su naturaleza le permitía, aunque aquél niño, seguramente, ni siquiera pestañearía por ello - Escucha, protozoo... Estás ante un descendiente del legendario clan Yotsuki - advirtió en tono amenazante. Sus puños se apretaron, aunque mantuvo la compostura tanto como pudo - No tendrías ninguna oportunidad contra mí, y te libras porque eres sólo un renacuajo chillón que posiblemente sea el culpable de la lluvia en nuestro país - infravaloraba el gigante, burlándose de tal modo de su modo de cantar y su voz preadolescente - Pero sé que, a pesar de ello, vas a retractarte de tus palabras y vas a dejar de hacer el imbécil del modo que lo estás haciendo - seguía regañando Raitaro, pensando que con un gesto y una palabras algo más hostiles, cedería en su intento de provocar al Yotsuki.
Evidentemente, Raitaro no tenía ninguna capacidad social. Los problemas en los que se vió envuelto en el pasado eran costumbre del muchacho, y al ser el mayor de su promoción, sabía que ninguno de esos chavales continuaría diciendo nada al pelirrojo tras semejante reprimenda... Pero Roga no era de esos niños de la academia, pero eso no lo sabía Raitaro.
Pero el chiquillo cometió un error, pues sin escuchar lo que terminaba de decir el muchacho antes de terminar su palabrería, detectó la acusación de ser ridículo por parte de un niño insolente. Sus dientes, de forma casi involuntaria, se apretaron entre sí, y su pose comenzó a ser lo más intimidante que su naturaleza le permitía, aunque aquél niño, seguramente, ni siquiera pestañearía por ello - Escucha, protozoo... Estás ante un descendiente del legendario clan Yotsuki - advirtió en tono amenazante. Sus puños se apretaron, aunque mantuvo la compostura tanto como pudo - No tendrías ninguna oportunidad contra mí, y te libras porque eres sólo un renacuajo chillón que posiblemente sea el culpable de la lluvia en nuestro país - infravaloraba el gigante, burlándose de tal modo de su modo de cantar y su voz preadolescente - Pero sé que, a pesar de ello, vas a retractarte de tus palabras y vas a dejar de hacer el imbécil del modo que lo estás haciendo - seguía regañando Raitaro, pensando que con un gesto y una palabras algo más hostiles, cedería en su intento de provocar al Yotsuki.
Evidentemente, Raitaro no tenía ninguna capacidad social. Los problemas en los que se vió envuelto en el pasado eran costumbre del muchacho, y al ser el mayor de su promoción, sabía que ninguno de esos chavales continuaría diciendo nada al pelirrojo tras semejante reprimenda... Pero Roga no era de esos niños de la academia, pero eso no lo sabía Raitaro.