5/04/2019, 16:33
Todo lo que pudiera decirle aquel fortachón, podía rebatírselo sin esfuerzo. Incluso, demostrarlo con actos. ¿Pero tanto valía la pena bajarse a su nivel? Para el de cabellos tricolor no, pues aquel descerebrado solo acentuaba su estúpidez con cada palabra pronunciada. Y sin embargo, hubo algo en especial que le amargó en el pecho. No, no era reflujo por cenar pizza y ame-cola la noche anterior, no, era algo mucho más severo.
Mantuvo la sonrisa, pero sus ojos se fueron afilando más y más, mientras agachaba la cabeza, dejando que el fleco ensombreciera su semblante de forma siniestra. Y es que, no pudo sino sentir asco cuando el pelirrojo se hizo llamar a sí mismo un Yotsuki. Era una vergüenza, vergüenza ajena. Asimilar que semejante idiota tenía la misma sangre que él era algo inverosímil, negándose a reconocerlo como un Yotsuki de verdad.
Físicamente, de los rasgos Yotsuki lo único que quedaba en Rōga era aquel solitario mechón blanco. Pero en corazón, ardía de orgullo. Y por esa misma razón, iba a dignarse a poner en su lugar a ese imbécil por su propia mano.
El rubio entonces intervino, dándole al joven un puente para poner en marcha sus maquinaciones. "Oh, no no no no. Esto no fue una pelea, fue un entrenamiento con total mutuo acuerdo." Practicaba mentalmente la excusa ante un posible interrogatorio mucho antes de cometer el crimen.
—Estaba por sugerir algo similar, buena idea kid— se acercó a él y le dio tres palmadas en la espalda, como el padre que felicita a su hijo. —Me agrada tu razonamiento— se alejó para voltear al pelirrojo.
»He de imaginar que te gustaría algo para demostrar tu poderío, ¿no? Sugiero un duelo, empleando únicamente Taijutsu, usando esta misma plataforma para combatir. Ganará el primero que saque fuera al contendiente o que logre un noqueo técnico. Ya que nuestro amigo sugirió la idea, que actúe como juez. ¿Les parecería correcto?
A la vista de alguien de mente simple, le estaba poniendo todo en bandeja de plata a aquel musculoso tipo. Eso era justamente lo que quería que creyese. En realidad, estableció esas condiciones para sellar su victoria por anticipado. Río por lo bajo, pero de no de la forma burlona que de costumbre. No, esa risa era una maldad que solía esconderse bajo la cara de travesuras.
Mantuvo la sonrisa, pero sus ojos se fueron afilando más y más, mientras agachaba la cabeza, dejando que el fleco ensombreciera su semblante de forma siniestra. Y es que, no pudo sino sentir asco cuando el pelirrojo se hizo llamar a sí mismo un Yotsuki. Era una vergüenza, vergüenza ajena. Asimilar que semejante idiota tenía la misma sangre que él era algo inverosímil, negándose a reconocerlo como un Yotsuki de verdad.
Físicamente, de los rasgos Yotsuki lo único que quedaba en Rōga era aquel solitario mechón blanco. Pero en corazón, ardía de orgullo. Y por esa misma razón, iba a dignarse a poner en su lugar a ese imbécil por su propia mano.
El rubio entonces intervino, dándole al joven un puente para poner en marcha sus maquinaciones. "Oh, no no no no. Esto no fue una pelea, fue un entrenamiento con total mutuo acuerdo." Practicaba mentalmente la excusa ante un posible interrogatorio mucho antes de cometer el crimen.
—Estaba por sugerir algo similar, buena idea kid— se acercó a él y le dio tres palmadas en la espalda, como el padre que felicita a su hijo. —Me agrada tu razonamiento— se alejó para voltear al pelirrojo.
»He de imaginar que te gustaría algo para demostrar tu poderío, ¿no? Sugiero un duelo, empleando únicamente Taijutsu, usando esta misma plataforma para combatir. Ganará el primero que saque fuera al contendiente o que logre un noqueo técnico. Ya que nuestro amigo sugirió la idea, que actúe como juez. ¿Les parecería correcto?
A la vista de alguien de mente simple, le estaba poniendo todo en bandeja de plata a aquel musculoso tipo. Eso era justamente lo que quería que creyese. En realidad, estableció esas condiciones para sellar su victoria por anticipado. Río por lo bajo, pero de no de la forma burlona que de costumbre. No, esa risa era una maldad que solía esconderse bajo la cara de travesuras.