5/04/2019, 17:11
- ¿Mi poderío? -
Raitaro tornó su ojos un momento. Un par de segundos tras aquella breve pregunta retórica. Era un niño, sólo un niño. ¿Debía ceder a combatir con él? ¿caer en las ridículas provocaciones de un pequeñajo? Al fin y al cabo, él era un ninja al igual que aquél niño, y estaban al mismo nivel, ambos eran gennin. Sí aquél chico había llegado a ser ninja a tal edad, sería porque su nivel fuese más que aceptable. Raitaro tenía las cosas claras, su honor no podía permitirle pasar por aquello - ¿De verdad crees que necesito demostrar mi poderío? - volvía a mirarle directamente, ahora con una mirada más seria - De hecho... ¿Crees que quiero demostrarte algo a tí? Eso sí que es ridículo... - continuó, sonriendo levemente ante la última frase - Piensas que soy uno de esos cabeza hueca que a penas sabe hablar sin decir nada, ¿verdad? - esperó un segundo - Igual deberías mirarte en un espejo, pequeño. No eres un niño más de la aldea, eres un soldado, y un soldado tiene que ser recto y honorable... Son tipos como tú los que ensucian el nombre de los ninja, los que hacen que otros no confíen en nosotros... -.
De hecho, la familia del grandullón era la mejor prueba de ello. Raitaro era el primero de muchos en su familia, y durante algunos siglos, su pequeña rama del clan se había posicionado en contra de todo gobierno en las villas. El honor que inspiraba la Arashikage, animó a éste chico a combatir por éste mismo honor, y ahora... ¿Iba a caer en un pique con un niño? - Ahora eres sólo un niño, pero si no respetas a tus compañeros, ¿cómo vas a acabar? ¿asaltando caminos? ¿traicionando a la villa...? Te diré que, el día que eso ocurra, te las verás conmigo. Mientras, aprende a respetar éste honor, y haz que los demás lo respeten - dijo señalando en su brazo las líneas verticales que se dibujaban en su placa - Mientras para tí signifique un juego, tus habilidades no servirán de nada... - dijo mientras cruzaba sus brazos.