9/04/2019, 23:04
Su oponente quedó impactado en un principio, quizás por la noticia de que supiese varios estilos de pelea, o simplemente porque no supiese qué hacer en contra de esa defensa. Podía ser incluso que hubiese escuchado del estilo familiar, a saber de qué se trataba. Fuere como fuere, lejos de desistir o venirse abajo, el peliverde sonrió. El gesto fue contestado de igual manera, una sonrisa bien amplia por parte del rastas.
«Me recuerda al combate que tuve con Ranko... es casi lo mismo, distintos estilos de combate cuerpo a cuerpo. Ninguno usa el taijutsu tradicional, pero aún así, nos lo podemos pasar genial viendo pelear al contrincante...»
Tras el momento de calma, resonó la tempestad.
De nuevo, Daigo gritó el nombre de ese ataque tan peculiar adornado de fuego verde, y se lanzó en una segunda acometida. Tomó un pequeño impulso, y tras ello se lanzó en un nuevo puñetazo directo hacia el chico de rastas. En realidad, iba algo mal desencaminado, pero no había que subestimarlo.
Tomó como punto de apoyo el brazo que bien le servía de apoyo a su cabeza, pero terminó por recostarse sobre ese punto casi por completo. Con algo de impulso, y un giro de cadera se levantó del sitio en lo que parecía un torbellino. La patada en alzamiento se dirigiría hacia el torso del peliverde, aprovechando que éste no tendría tanto alcance compitiendo contra una patada. Pero el Inuzuka no llegó a golpear nada, en ningún momento.
«¿¡P-pero qué!?»
El chico le había engañado por completo, apareciendo en su flanco y buscando golpearle directamente. Ni él se podía esperar ese ataque/defensa del Inuzuka, ni él que le hubiese engañado de tan brillante manera. Fuere como fuere, terminó recibiendo un puñetazo directamente en el estómago. Seguramente fue a causa del movimiento, de la predisposición, de la fluidez del combate, o quizás de todo a la vez.
—¡Ought! —se quejó con el impacto mientras caía al suelo, pues le pillaba casi haciendo el pino.
Alzó la mano, con el dedo acusador señalando al cielo. Tenía algo que añadir a lo sucedido, o una pregunta, o algo...
—Eso si que no me lo esperaba... jajajajaja —admitió.
Tomó impulso con las piernas, y lanzó ambas en pos de levantarse de golpe. Las distancias no eran demasiado grandes, pero... ¿quién querría distancias en un combate cuerpo a cuerpo? De nuevo, alzó esa peculiar guarida que se tambaleaba. Al menos en ésta ocasión estaba en pie.
«Me recuerda al combate que tuve con Ranko... es casi lo mismo, distintos estilos de combate cuerpo a cuerpo. Ninguno usa el taijutsu tradicional, pero aún así, nos lo podemos pasar genial viendo pelear al contrincante...»
Tras el momento de calma, resonó la tempestad.
De nuevo, Daigo gritó el nombre de ese ataque tan peculiar adornado de fuego verde, y se lanzó en una segunda acometida. Tomó un pequeño impulso, y tras ello se lanzó en un nuevo puñetazo directo hacia el chico de rastas. En realidad, iba algo mal desencaminado, pero no había que subestimarlo.
Tomó como punto de apoyo el brazo que bien le servía de apoyo a su cabeza, pero terminó por recostarse sobre ese punto casi por completo. Con algo de impulso, y un giro de cadera se levantó del sitio en lo que parecía un torbellino. La patada en alzamiento se dirigiría hacia el torso del peliverde, aprovechando que éste no tendría tanto alcance compitiendo contra una patada. Pero el Inuzuka no llegó a golpear nada, en ningún momento.
«¿¡P-pero qué!?»
El chico le había engañado por completo, apareciendo en su flanco y buscando golpearle directamente. Ni él se podía esperar ese ataque/defensa del Inuzuka, ni él que le hubiese engañado de tan brillante manera. Fuere como fuere, terminó recibiendo un puñetazo directamente en el estómago. Seguramente fue a causa del movimiento, de la predisposición, de la fluidez del combate, o quizás de todo a la vez.
—¡Ought! —se quejó con el impacto mientras caía al suelo, pues le pillaba casi haciendo el pino.
Alzó la mano, con el dedo acusador señalando al cielo. Tenía algo que añadir a lo sucedido, o una pregunta, o algo...
—Eso si que no me lo esperaba... jajajajaja —admitió.
Tomó impulso con las piernas, y lanzó ambas en pos de levantarse de golpe. Las distancias no eran demasiado grandes, pero... ¿quién querría distancias en un combate cuerpo a cuerpo? De nuevo, alzó esa peculiar guarida que se tambaleaba. Al menos en ésta ocasión estaba en pie.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~