11/04/2019, 10:56
El Inuzuka pareció caer en la trampa, atacando sin dudar a la sombra producida por la Falsa Intención de Daigo y cayendo presa del verdadero ataque que se escondía tras la finta.
«¡Sí!» Exclamó en sus adentros el peliverde lleno de emoción, interpretando su primer puñetazo impactado como una pequeña victoria dentro del combate. Especialmente contra un rival habilidoso.
Etsu admitió no haberse esperado eso y ambos chicos rieron, pasándola bien.
Así sí que daba gusto entrenar.
Impulsándose con las piernas, Etsu se puso de pie mientras Daigo daba un corto paso hacia atrás con precaución, aunque sin acabar de salir de distancia de golpeo.
En cuanto Etsu ya tenía alzada su guardia, Daigo dio por reanudado el combate lanzando su pierna izquierda en una zancada hacia adelante, buscando invadir el espacio de Etsu a la vez que atacaba su rostro con un rápido puñetazo de su izquierda que llevaba relativamente poco peso tras de sí.
Apenas el puñetazo hubiera alcanzado el final de su recorrido, Daigo dejaría caer abruptamente su torso hacia abajo mientras flexionaba las rodillas y recuperaba su guardia, apoyando momentáneamente todo su peso en la pierna adelantada. Inmediatamente después se levantaría como un resorte girando la cadera para lanzar un potente gancho ascendente al hígado del Inuzuka.
«¡Sí!» Exclamó en sus adentros el peliverde lleno de emoción, interpretando su primer puñetazo impactado como una pequeña victoria dentro del combate. Especialmente contra un rival habilidoso.
Etsu admitió no haberse esperado eso y ambos chicos rieron, pasándola bien.
Así sí que daba gusto entrenar.
Impulsándose con las piernas, Etsu se puso de pie mientras Daigo daba un corto paso hacia atrás con precaución, aunque sin acabar de salir de distancia de golpeo.
En cuanto Etsu ya tenía alzada su guardia, Daigo dio por reanudado el combate lanzando su pierna izquierda en una zancada hacia adelante, buscando invadir el espacio de Etsu a la vez que atacaba su rostro con un rápido puñetazo de su izquierda que llevaba relativamente poco peso tras de sí.
Apenas el puñetazo hubiera alcanzado el final de su recorrido, Daigo dejaría caer abruptamente su torso hacia abajo mientras flexionaba las rodillas y recuperaba su guardia, apoyando momentáneamente todo su peso en la pierna adelantada. Inmediatamente después se levantaría como un resorte girando la cadera para lanzar un potente gancho ascendente al hígado del Inuzuka.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.