14/04/2019, 06:26
Ahí estaba él, de pie. Observó implacable al caído, mientras la lluvia le besaba el rostro. Se dio la vuelta, dispuesto a recoger -ahora sí- sus pertenencias. Mientras se cubría con su chaqueta y se colocaba las gafas, ignoraba parte del discurso del otro puesto que la redundancia se le antojaba absurda. Desde un inicio todo estaba decidido. No tendría que decir nada hasta que...
—Aunque... Tus letras pueden llevar sentido... ¡Pero tengo un magnífico oído y cantas de pena!
El resto de sus palabras le valían verga. El párpado le tembló, pero no sería posible verlo al estar de espaldas ante los dos.
Oh, Raitaro no sólo jugó con la bomba. Le quitó el seguro y la arrojó, sin saber que estaba a punto de rebotar y reventarle en la cara. Rōga terminó de arreglarse, y se dio lentamente la vuelta, mientras los relámpagos servían de tonada a su ira contenida bajo un rostro inexpresivo, con una mirada asesina oculta detrás de los oscuros cristales. "Lobo se cansó de ser buena persona..." Normalmente, dejaría que el propio tiempo le mostrase la verdad a aquel ciego. "No, a este imbécil no le voy a dar esa tregua, de quedarse satisfecho, no lo merece." Caminó y se puso al lado de Samidare, colocándole la mano en el hombro.
—Seh, quizás esto finalmente llegó a su fin... Niño, si alguna vez quieres una cena gratis, ve al karaoke sin nombre del callejón tradicional del distrito comercial. Que lo carguen a la cuenta de Rey Colmillo de Lobo— sonreía, pero de una forma amenazante. —Quizás lo encuentres...— le soltó para luego cruzarse brazos.
El fleco del pelo ensombreció aún más su rostro, y sólo quizás un relámpago fuese capaz de iluminar aquel mirar escondido bajo los lentes. Con desdén, con arrogancia, con total irreverencia hacia su oponente. Sonriente, maquiavélico.
—No te me hagas el digno, que no te mereces mi respeto. ¿Crees que con esa pobre demostración has conseguido saldar tu blasfemia y ganarte mi confianza?— Le miraba altivo, cómo el lobo ante un animal sucio y enfermo el cuál no servía ni para comer. —¿Alcanzarme? Buen chiste. Esto, no ha significado nada. No ha sido una victoria, sino una pérdida de tiempo. Que vos no me sirves ni para calentar. Allá afuera, hay enemigos de verdad a los que debo alcanzar así sea llorando sangre, por lo que no esperes que me quede sentado a ver la lluvia escurrir y esperarte. Te lo advertiré una única vez: No quiero enterarme de nuevo que andas mancillando el apellido Yotsuki. Esta vez, he sido cortés contigo. La próxima, si sigues así, voy a aniquilar esa pretensión tuya. ¿Lanzarme por los aires? La única razón por la que no te he tirado al agua es porque no quiero que me multen por botar basura al lago. No me busques, no preguntes como me llamo... Yo no tengo nombre para la gente cómo tú— hizo un único sello con la mano diestra, desapareciendo ante los ojos de los otros genin cómo si sólo fuese un fantasma que se mezcló entra la lluvia.
No iba a quedarse a escuchar más alegatas, que podrían darle mala reputación si lo viesen juntarse con semejante chusma. No le servía para nada enfrentarse a él, pues no había ninguna enseñanza, nada que le enriqueciera. Necesitaba oponentes fuertes, oponentes de corazón real. No necesitaba conocer el nombre de aquel insensato, porque seguramente iba a olvidarlo.
En cuanto a Samidare, no pudo retribuirle cómo de verdad hubiese querido, pese a la ayuda y complicidad que le prestó. Esperaba que al menos una buena cena compensara aquello, esas eran sus gracias.
—Aunque... Tus letras pueden llevar sentido... ¡Pero tengo un magnífico oído y cantas de pena!
El resto de sus palabras le valían verga. El párpado le tembló, pero no sería posible verlo al estar de espaldas ante los dos.
Oh, Raitaro no sólo jugó con la bomba. Le quitó el seguro y la arrojó, sin saber que estaba a punto de rebotar y reventarle en la cara. Rōga terminó de arreglarse, y se dio lentamente la vuelta, mientras los relámpagos servían de tonada a su ira contenida bajo un rostro inexpresivo, con una mirada asesina oculta detrás de los oscuros cristales. "Lobo se cansó de ser buena persona..." Normalmente, dejaría que el propio tiempo le mostrase la verdad a aquel ciego. "No, a este imbécil no le voy a dar esa tregua, de quedarse satisfecho, no lo merece." Caminó y se puso al lado de Samidare, colocándole la mano en el hombro.
—Seh, quizás esto finalmente llegó a su fin... Niño, si alguna vez quieres una cena gratis, ve al karaoke sin nombre del callejón tradicional del distrito comercial. Que lo carguen a la cuenta de Rey Colmillo de Lobo— sonreía, pero de una forma amenazante. —Quizás lo encuentres...— le soltó para luego cruzarse brazos.
El fleco del pelo ensombreció aún más su rostro, y sólo quizás un relámpago fuese capaz de iluminar aquel mirar escondido bajo los lentes. Con desdén, con arrogancia, con total irreverencia hacia su oponente. Sonriente, maquiavélico.
—No te me hagas el digno, que no te mereces mi respeto. ¿Crees que con esa pobre demostración has conseguido saldar tu blasfemia y ganarte mi confianza?— Le miraba altivo, cómo el lobo ante un animal sucio y enfermo el cuál no servía ni para comer. —¿Alcanzarme? Buen chiste. Esto, no ha significado nada. No ha sido una victoria, sino una pérdida de tiempo. Que vos no me sirves ni para calentar. Allá afuera, hay enemigos de verdad a los que debo alcanzar así sea llorando sangre, por lo que no esperes que me quede sentado a ver la lluvia escurrir y esperarte. Te lo advertiré una única vez: No quiero enterarme de nuevo que andas mancillando el apellido Yotsuki. Esta vez, he sido cortés contigo. La próxima, si sigues así, voy a aniquilar esa pretensión tuya. ¿Lanzarme por los aires? La única razón por la que no te he tirado al agua es porque no quiero que me multen por botar basura al lago. No me busques, no preguntes como me llamo... Yo no tengo nombre para la gente cómo tú— hizo un único sello con la mano diestra, desapareciendo ante los ojos de los otros genin cómo si sólo fuese un fantasma que se mezcló entra la lluvia.
No iba a quedarse a escuchar más alegatas, que podrían darle mala reputación si lo viesen juntarse con semejante chusma. No le servía para nada enfrentarse a él, pues no había ninguna enseñanza, nada que le enriqueciera. Necesitaba oponentes fuertes, oponentes de corazón real. No necesitaba conocer el nombre de aquel insensato, porque seguramente iba a olvidarlo.
En cuanto a Samidare, no pudo retribuirle cómo de verdad hubiese querido, pese a la ayuda y complicidad que le prestó. Esperaba que al menos una buena cena compensara aquello, esas eran sus gracias.
. Me esfumo dramáticamente de un Sunshin xD. Pueden seguir roleando sin mí si tienen planes de hacerlo y alargar la trama, pero al menos la intervención de mi personaje termina aquí. 
![[Imagen: 7FT8VMk.gif]](https://i.imgur.com/7FT8VMk.gif)
