14/04/2019, 13:17
—¡P-Por supuesto, Sasagani-san!
Aquella simple invitación había revitalizado a la kunoichi que de pronto se mostró llena de energía y de demostrar lo buena que podía llegar a ser. Tanto confiaba en su estilo de taijutsu que se desprendió de su portaobjetos, dejándolo en un rincón.
T-Taijutsu. N-no necesitaré es… esto. ¿No?
Era sencillamente impresionante. Es como si se hubiese transformado en otra chica y la muchacha con la que había estado hablando antes se hubiese volatilizado.
Pero Ranko estaba pasando algo por alto.
—Esto… ¿Kumopansa-san también entrenará? Nunca he peleado contra una araña ninja…
— Esto, bueno, supongo que no, no quisiera contar con la ventaja númerica de buen principio pero... señalé las plataformas que habían alrededor del acantilado, las cuales estaban diseñadas para el entrenamiento — ¿no sería mejor luchar en una de esas?
Con la otra mano busqué en mis bolsillos buscando la petaca de mis caramelos. Finalmente la encontré y me llevé a la boca uno de los de fresa. Era curioso como aquello que se asemejaba más a una piedra de cristal que a otra cosa, podía realizar aquella explosión de saber entre mis fauces. Resultaba refrescante.
Aquella simple invitación había revitalizado a la kunoichi que de pronto se mostró llena de energía y de demostrar lo buena que podía llegar a ser. Tanto confiaba en su estilo de taijutsu que se desprendió de su portaobjetos, dejándolo en un rincón.
T-Taijutsu. N-no necesitaré es… esto. ¿No?
Era sencillamente impresionante. Es como si se hubiese transformado en otra chica y la muchacha con la que había estado hablando antes se hubiese volatilizado.
Pero Ranko estaba pasando algo por alto.
—Esto… ¿Kumopansa-san también entrenará? Nunca he peleado contra una araña ninja…
— Esto, bueno, supongo que no, no quisiera contar con la ventaja númerica de buen principio pero... señalé las plataformas que habían alrededor del acantilado, las cuales estaban diseñadas para el entrenamiento — ¿no sería mejor luchar en una de esas?
Con la otra mano busqué en mis bolsillos buscando la petaca de mis caramelos. Finalmente la encontré y me llevé a la boca uno de los de fresa. Era curioso como aquello que se asemejaba más a una piedra de cristal que a otra cosa, podía realizar aquella explosión de saber entre mis fauces. Resultaba refrescante.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa