19/04/2019, 19:42
Hay algo muy curioso, con el Yotsuki. Suele ser incrédulo, perspicaz en exceso con algunas cosas. Esto, a veces le acarreaba paranoias por sacar conclusiones apresuradas dónde no había nada. Otras, le hacían ver fallos en las coartadas de la gente. No le gustaba que le mintieran, y cabía destacar que si de por sí Akame era malo mintiendo, el Yotsuki no tardó en percatarse de que el otro estaba evitando dar detalles.
—Así que un mercenario de rutina, ¿eh? Suena lógico— Pero no del todo. —Quizás tu puedas contarme una de tus tantas historias de aventura, que me podrían servir de inspiración para alguna canción. Has de tener un par de buenas anécdotas echadas a la bolsa, ¿verdad?— sonrío de forma siniestra y socarrona.
Carcajeó a viva voz cuando el vendado quiso hacerse el dramático con su apodo, pues por mucho que intentase sonar épico, no tenía ni pizca de gracia.
—Ay por favor, si vas a presentarte tienes que tener estilo. Pero que sea natural, no forzado. Apostaría a que te acabas de inventar ese apodo, HAHAHAHAHA— No tenía pelos en la lengua para acusar a las personas de sus fallos. —Oh, pero yo estoy aquí para ayudarte, que mira que puedo darte unos consejitos de vestuario y actitud si de verdad quieres imponer presencia— alzó las cejas en gesto cómplice mientras esbozaba su sonrisa con arrogancia.
Mientras caminaban, verían que el sendero se iba ensanchando, dejando ver a lo lejos dos estatuas de pavos reales justo antes de un clásico arco torii, siendo este el portal que daba la entrada al pueblo de Murasame.
—Así que un mercenario de rutina, ¿eh? Suena lógico— Pero no del todo. —Quizás tu puedas contarme una de tus tantas historias de aventura, que me podrían servir de inspiración para alguna canción. Has de tener un par de buenas anécdotas echadas a la bolsa, ¿verdad?— sonrío de forma siniestra y socarrona.
Carcajeó a viva voz cuando el vendado quiso hacerse el dramático con su apodo, pues por mucho que intentase sonar épico, no tenía ni pizca de gracia.
—Ay por favor, si vas a presentarte tienes que tener estilo. Pero que sea natural, no forzado. Apostaría a que te acabas de inventar ese apodo, HAHAHAHAHA— No tenía pelos en la lengua para acusar a las personas de sus fallos. —Oh, pero yo estoy aquí para ayudarte, que mira que puedo darte unos consejitos de vestuario y actitud si de verdad quieres imponer presencia— alzó las cejas en gesto cómplice mientras esbozaba su sonrisa con arrogancia.
Mientras caminaban, verían que el sendero se iba ensanchando, dejando ver a lo lejos dos estatuas de pavos reales justo antes de un clásico arco torii, siendo este el portal que daba la entrada al pueblo de Murasame.