19/04/2019, 19:54
(Última modificación: 19/04/2019, 20:20 por Uchiha Akame. Editado 1 vez en total.)
Bajo las vendas que cubrían parte de su cara, Akame alzó la ceja izquierda con cierta molestia. Si bien tenía claro que él era malísimo mintiendo, lo que le quedó cristalino fue que Rōga no tenía reparos en meter dedos en llagas y hacer sangre si le venía en gana; «realmente parece que lleva su actitud de artista incorrecto hasta el final, ¡qué tipo!» Sin embargo, al Uchiha no se le daba un ardite si aquel cantautor le creía o no, o si quedaba satisfecho con su respuesta. Mientras sus palabras guardasen un mínimo de sentido a la hora de prolongar el incógnito con el que Akame se vestía, a él le daba igual que fuesen tomadas en serio o a broma. Así pues, cuando Rōga se carcajeó de su apodo —y tenía razón, poca gente llamaba realmente así a Akame y había sido más un nombre impuesto debido a circunstancias realmente excepcionales— el renegado se limitó a encogerse de hombros.
—Tener "estilo" no es algo que me interese —replicó, sincero—. Imagino que para un artista itinerante como tú, la primera impresión que causas al público y tu puesta en escena debe ser un factor realmente importante, pero para un simple trotamundos como yo...
Volvió a encogerse de hombros y dejó que el silencio terminara de explicarse. «No te jode, el niño. Tener "estilo", dice», se quejó Akame en su fuero interno. Si ya el Uchiha antes de su "accidente" había sido un tipo soso y poco popular, nada dado al carisma, después de que unas graves quemaduras le desfigurasen parte del rostro —que ahora se cubría con vendas—, arreglar su imagen iba a ser una tarea que ni el mejor asesor del mundo podría completar con éxito.
Por fortuna, la visión del arco que daba entrada al pueblo se interpuso en la conversación. Akame se detuvo entonces, admirando la imagen mientras se agarraba el kasa con la mano diestra para echarlo ligeramente hacia atrás y alzar la vista, contemplando la aldea.
—Eh, King Rōga —llamó la atención de su compañero de caminata—. No te equivocabas, tengo más de una anécdota para contar. ¿Quieres oírlas? Invítame a un plato del día y una jarra de cualquiera que sea la bebida local.
—Tener "estilo" no es algo que me interese —replicó, sincero—. Imagino que para un artista itinerante como tú, la primera impresión que causas al público y tu puesta en escena debe ser un factor realmente importante, pero para un simple trotamundos como yo...
Volvió a encogerse de hombros y dejó que el silencio terminara de explicarse. «No te jode, el niño. Tener "estilo", dice», se quejó Akame en su fuero interno. Si ya el Uchiha antes de su "accidente" había sido un tipo soso y poco popular, nada dado al carisma, después de que unas graves quemaduras le desfigurasen parte del rostro —que ahora se cubría con vendas—, arreglar su imagen iba a ser una tarea que ni el mejor asesor del mundo podría completar con éxito.
Por fortuna, la visión del arco que daba entrada al pueblo se interpuso en la conversación. Akame se detuvo entonces, admirando la imagen mientras se agarraba el kasa con la mano diestra para echarlo ligeramente hacia atrás y alzar la vista, contemplando la aldea.
—Eh, King Rōga —llamó la atención de su compañero de caminata—. No te equivocabas, tengo más de una anécdota para contar. ¿Quieres oírlas? Invítame a un plato del día y una jarra de cualquiera que sea la bebida local.