19/04/2019, 21:39
(Última modificación: 19/04/2019, 22:23 por King Roga. Editado 2 veces en total.)
—Hasta para caer mal hay que saber cómo hacerlo— se cruzó de brazos sin perder la sonrisa. —El secreto está en el porte— asintió varias veces con la cabeza.
Observó a lo lejos la entrada al pueblo, tal y cómo señaló el vendado. Era un sitio que sólo con verlo desprendía un aire un tanto místico, dándole en qué pensar. "Estoy seguro, que no soy tan mula leyendo mapas. Pero este lugar no aparecía marcado en ningún lado..." Se quedó pensativo mientras escuchaba la propuesta del mayor.
—Huh, dependerá de que tanto cobren aquí... Que la última vez que pagué en restaurante casi me quedo sin dinero y tuve que irme a sacar billete apostando dados en un casino para evitar terminar cómo imbécil sin un centavo. Aunque esa vez no tenía mi guitarra, puedo buscar si alguien necesita que le animen la noche en su negocio pero no es la gracia— sacó un monedero con forma de erizo y contó las monedas. —¡Más te vale que valga la pena escucharlas!— dijo animado mientras se adelantaba corriendo alegre hasta la entrada del pueblo.
Era un ambiente tranquilo, dónde aún había bambués mezclados entre las edificaciones. Todas las casitas tenían un aspecto tradicional, además de estar dispuestas de forma desperdigada sin seguir un patrón en específico de construcción. Las calles estaban apenas empedradas en algunas partes y serpenteaban sin tener un rumbo fijo.
Era un sitio tranquilo, dónde pocas personas estaban fuera de sus casas a menos que tuvieran que hacer algún encargo, aunque eso no impedía que les viesen de forma recelosa.
Por obvias razones, Akame y Rōga llamaban la atención con su aspecto, levantando sospechas con ello. El Yotsuki estaba más que acostumbrado y le daba igual, pero quién sabe su acompañante.
—Tiene que haber una posada por aquí... Ah, ¿pero es sólo la cena va? El hospedaje ya que corra a cuenta de cada quién.
Observó a lo lejos la entrada al pueblo, tal y cómo señaló el vendado. Era un sitio que sólo con verlo desprendía un aire un tanto místico, dándole en qué pensar. "Estoy seguro, que no soy tan mula leyendo mapas. Pero este lugar no aparecía marcado en ningún lado..." Se quedó pensativo mientras escuchaba la propuesta del mayor.
—Huh, dependerá de que tanto cobren aquí... Que la última vez que pagué en restaurante casi me quedo sin dinero y tuve que irme a sacar billete apostando dados en un casino para evitar terminar cómo imbécil sin un centavo. Aunque esa vez no tenía mi guitarra, puedo buscar si alguien necesita que le animen la noche en su negocio pero no es la gracia— sacó un monedero con forma de erizo y contó las monedas. —¡Más te vale que valga la pena escucharlas!— dijo animado mientras se adelantaba corriendo alegre hasta la entrada del pueblo.
Era un ambiente tranquilo, dónde aún había bambués mezclados entre las edificaciones. Todas las casitas tenían un aspecto tradicional, además de estar dispuestas de forma desperdigada sin seguir un patrón en específico de construcción. Las calles estaban apenas empedradas en algunas partes y serpenteaban sin tener un rumbo fijo.
Era un sitio tranquilo, dónde pocas personas estaban fuera de sus casas a menos que tuvieran que hacer algún encargo, aunque eso no impedía que les viesen de forma recelosa.
Por obvias razones, Akame y Rōga llamaban la atención con su aspecto, levantando sospechas con ello. El Yotsuki estaba más que acostumbrado y le daba igual, pero quién sabe su acompañante.
—Tiene que haber una posada por aquí... Ah, ¿pero es sólo la cena va? El hospedaje ya que corra a cuenta de cada quién.