31/10/2015, 19:52
Un largo viaje el que había decidido emprender Noemi, con la pequeña ventaja de que la aldea quedaba ubicada en el centro del continente y por lo cual podría dividir su travesía en dos partes. Ya había recorrido casi la mitad del continente e iba siendo hora de regresar obviamente por sectores de su mapa por los que no había pasado.
Ahora iba pasando por el país del fuego, territorio no tan extenso como algunos otros países pero que visto en un mapa ocupaba una porción bastante similar al país de la cascada. Mientras la kunoichi iba recorriendo aquellos senderos marcados en la tierra probablemente por carromatos de mercaderes y algún que otro noble, podía apreciar la belleza de lo natural. Algo que a estas alturas ya estaba bastante acostumbrada a ver ya que había pasado también por el país del bosque y de la espiral que en lo único que se diferencian era en el tipo de organismo que formaba aquellos bosques.
A estas alturas de su viaje, Noemi ya estaba bastante cansada de solo ver plantas y algunos animales, en especial las palomas que le habían cogido el gusto a molestarla y en algunos momentos de distracción se le subían en la cabeza. - Maldita sea... Que no traigo comida... - Refunfuñaba mientras caminaba pendiente del vuelo de aquellos animales por si se les ocurría bombardearla con sus gracias.
La kunoichi seguía viaje recorriendo bosques y evitando riscos y ríos por obvias razones. Se habrá recorrido casi que literal todo el país del fuego en busca de la ciudad que figuraba en su mapa, Tanzaku Gai, hasta que finalmente al anochecer se encontró con la mencionada muralla. - Menos mal... - Susurró aliviada la chica a la que no le hacía ninguna gracia la idea de pasar noche en el medio de la nada, para colmo empezaban a escucharse ruidos de alguno que otro animal salvaje que seguramente la habría estado siguiendo a la espera de que se durmiera o distrajera.
Una vez que logró localizar la entrada, Noemi ingresó a la ciudad en busca de algún lugar para pasar la noche. Pero se llevó la sorpresa de que por aquellas horas la ciudad seguía llena de vida seguramente a causa de la cantidad de locales ofreciendo servicios solo para adultos. - El bosque ya no se ve tan feo... - Se dijo a si misma mientras hacía lo que podía por evitar ser arrastrada a los juegos o que le ofrecieran algo de dinero a cambio de ciertos servicios.
Probablemente a causa de sus curvas y su postura la gente medianamente alcoholizada la veía como una mujer adulta siendo que aún le faltaba un año para alcanzar la mayoría de edad. Así que no le quedó de otra que apresurarse en su búsqueda por alguna posada hasta que finalmente encontró una, pero al momento de abrir la puerta terminó chocando contra alguien y a causa de la 'desesperación' por salir de aquellas calles donde no paraban de molestarla se tragó su orgullo para hacer una leve reverencia. - D-dis-culpa... - Dijo un tanto alterada la kunoichi a la espera de que la persona con la que había chocado no hiciera ninguna gracia contra ella.
Ahora iba pasando por el país del fuego, territorio no tan extenso como algunos otros países pero que visto en un mapa ocupaba una porción bastante similar al país de la cascada. Mientras la kunoichi iba recorriendo aquellos senderos marcados en la tierra probablemente por carromatos de mercaderes y algún que otro noble, podía apreciar la belleza de lo natural. Algo que a estas alturas ya estaba bastante acostumbrada a ver ya que había pasado también por el país del bosque y de la espiral que en lo único que se diferencian era en el tipo de organismo que formaba aquellos bosques.
A estas alturas de su viaje, Noemi ya estaba bastante cansada de solo ver plantas y algunos animales, en especial las palomas que le habían cogido el gusto a molestarla y en algunos momentos de distracción se le subían en la cabeza. - Maldita sea... Que no traigo comida... - Refunfuñaba mientras caminaba pendiente del vuelo de aquellos animales por si se les ocurría bombardearla con sus gracias.
La kunoichi seguía viaje recorriendo bosques y evitando riscos y ríos por obvias razones. Se habrá recorrido casi que literal todo el país del fuego en busca de la ciudad que figuraba en su mapa, Tanzaku Gai, hasta que finalmente al anochecer se encontró con la mencionada muralla. - Menos mal... - Susurró aliviada la chica a la que no le hacía ninguna gracia la idea de pasar noche en el medio de la nada, para colmo empezaban a escucharse ruidos de alguno que otro animal salvaje que seguramente la habría estado siguiendo a la espera de que se durmiera o distrajera.
Una vez que logró localizar la entrada, Noemi ingresó a la ciudad en busca de algún lugar para pasar la noche. Pero se llevó la sorpresa de que por aquellas horas la ciudad seguía llena de vida seguramente a causa de la cantidad de locales ofreciendo servicios solo para adultos. - El bosque ya no se ve tan feo... - Se dijo a si misma mientras hacía lo que podía por evitar ser arrastrada a los juegos o que le ofrecieran algo de dinero a cambio de ciertos servicios.
Probablemente a causa de sus curvas y su postura la gente medianamente alcoholizada la veía como una mujer adulta siendo que aún le faltaba un año para alcanzar la mayoría de edad. Así que no le quedó de otra que apresurarse en su búsqueda por alguna posada hasta que finalmente encontró una, pero al momento de abrir la puerta terminó chocando contra alguien y a causa de la 'desesperación' por salir de aquellas calles donde no paraban de molestarla se tragó su orgullo para hacer una leve reverencia. - D-dis-culpa... - Dijo un tanto alterada la kunoichi a la espera de que la persona con la que había chocado no hiciera ninguna gracia contra ella.