22/04/2019, 15:57
«Upa, buen punto. Este chaval piensa», tuvo que reconocer Akame cuando Rōga le contestó a su argumentación con un hecho de lo más evidente. Todos los que parecían tener el privilegio de llegar hasta allí tenían los ojos vendados —como comprobaría poco después el propio exiliado—, algo que quizás estaba relacionado con el paupérrimo estado del lugar.
Sea como fuere, la escena estaba a punto de cambiar radicalmente. Akame volteó la cabeza apenas aquel silbido llegó a sus oídos; conocía bien el sonido de una mecha siendo prendida y el de un proyectil surcando el aire. Sus ojos se tiñeron de rojo, con tres aspas negras en formación de circunferencia alrededor de cada pupila, y el ninja flexionó las rodillas previendo ya un posible ataque... Cuando el primer petardo explotó junto al palanquín y sus porteadores. «¿Qué mierda...?» Un segundo proyectil con una segunda ristra de petardos hizo explosión, y el pánico cundió entre la comitiva. Los porteadores dejaron el trono sin pensárselo demasiado, corriendo, y la muchacha vestida de novia hizo lo propio.
—¿Quieres saber quién está detrás de esto? —preguntó Akame a su acompañante—. Entonces cúbreme mientras voy a cazar a esta pichona.
El propio Uchiha echó a correr en dirección a la chiquilla, pretendiendo tomarla con ambos brazos y, cargándola, huir en dirección a los bambúes en los que habían estado observando, escondidos. «Esta claro que quien quiera que sea el responsable, su intención no era matar a los marchantes, sino espantarlos... Y tener vía libre hasta su verdadero objetivo. ¡Mala suerte, heh! Alguien se va a molestar con nosotros por esto.»
Sea como fuere, la escena estaba a punto de cambiar radicalmente. Akame volteó la cabeza apenas aquel silbido llegó a sus oídos; conocía bien el sonido de una mecha siendo prendida y el de un proyectil surcando el aire. Sus ojos se tiñeron de rojo, con tres aspas negras en formación de circunferencia alrededor de cada pupila, y el ninja flexionó las rodillas previendo ya un posible ataque... Cuando el primer petardo explotó junto al palanquín y sus porteadores. «¿Qué mierda...?» Un segundo proyectil con una segunda ristra de petardos hizo explosión, y el pánico cundió entre la comitiva. Los porteadores dejaron el trono sin pensárselo demasiado, corriendo, y la muchacha vestida de novia hizo lo propio.
—¿Quieres saber quién está detrás de esto? —preguntó Akame a su acompañante—. Entonces cúbreme mientras voy a cazar a esta pichona.
El propio Uchiha echó a correr en dirección a la chiquilla, pretendiendo tomarla con ambos brazos y, cargándola, huir en dirección a los bambúes en los que habían estado observando, escondidos. «Esta claro que quien quiera que sea el responsable, su intención no era matar a los marchantes, sino espantarlos... Y tener vía libre hasta su verdadero objetivo. ¡Mala suerte, heh! Alguien se va a molestar con nosotros por esto.»