22/04/2019, 17:37
(Última modificación: 22/04/2019, 17:39 por Uchiha Akame. Editado 1 vez en total.)
—Rikudō Sennin el Padre de Todos —respondió Akame, socarrón, a la pregunta de aquella muchacha.
Las abuelas no tardaron en enfrentarles, evidentemente consternadas por lo que allí estaba sucediendo; la oportuna intervención de Akame y Rōga podía muy bien tomarse como un ataque orquestado junto a quien quiera que fuese que estaba disparando aquellas flechas con petardos, aunque en realidad ambos fuesen tan sólo unos curiosos ventajistas que habían sacado partido de la situación. «Ahora que la veo de cerca, el único sacrilegio que me parece a mí es agarrar a esta niña sin haberme lavado las manos primero. Por las tetas de Amaterasu, parece una muñeca de porcelana. Seguro que hasta caga limpio», se dijo el renegado.
El Uchiha vio como Rōga echaba a correr en dirección al alboroto. Akame no quería perderse aquello, pero tampoco pensaba abandonar a la muchacha, a quien claramente le estaba haciendo un favor. Por suerte para él, los ninjas suficientemente habilidosos no tenían que escoger entre dos caminos; no siempre, al menos. Sus manos se formaron en un particular sello, y al momento una copia idéntica a sí mismo apareció con un "puf".
—Sigue a nuestro amigo, yo me llevo a Doña Perfecta.
El Kage Bunshin asintió, diligente, y echó a correr tras Rōga y los marchantes que iban en huída. Por su parte, el verdadero Akame agarró a la muchacha con poca delicadeza y luego formó el sello del Carnero con su mano diestra; al instante, ambos desaparecieron en una nube de polvo. Aparecerían lejos de la escena, entre los bambúes, y apenas el renegado la soltó, se recolocó el kasa y la examinó de arriba a abajo.
—Menuda se ha liado por tu culpa, jovencita. ¿Nervios de última hora? No te juzgo, no serías la primera que abandona al novio camino del altar... Aunque tengo la impresión de que en esta boda tuya hay más de lo que parece —apostilló, sin dejar de mirarla—. ¿Quién es Kiyoshi, el pervertido con el que ibas a casarte? Imagino que con ellos te referirás a los que han causado todo este alboroto para que escaparas.
Las abuelas no tardaron en enfrentarles, evidentemente consternadas por lo que allí estaba sucediendo; la oportuna intervención de Akame y Rōga podía muy bien tomarse como un ataque orquestado junto a quien quiera que fuese que estaba disparando aquellas flechas con petardos, aunque en realidad ambos fuesen tan sólo unos curiosos ventajistas que habían sacado partido de la situación. «Ahora que la veo de cerca, el único sacrilegio que me parece a mí es agarrar a esta niña sin haberme lavado las manos primero. Por las tetas de Amaterasu, parece una muñeca de porcelana. Seguro que hasta caga limpio», se dijo el renegado.
El Uchiha vio como Rōga echaba a correr en dirección al alboroto. Akame no quería perderse aquello, pero tampoco pensaba abandonar a la muchacha, a quien claramente le estaba haciendo un favor. Por suerte para él, los ninjas suficientemente habilidosos no tenían que escoger entre dos caminos; no siempre, al menos. Sus manos se formaron en un particular sello, y al momento una copia idéntica a sí mismo apareció con un "puf".
—Sigue a nuestro amigo, yo me llevo a Doña Perfecta.
El Kage Bunshin asintió, diligente, y echó a correr tras Rōga y los marchantes que iban en huída. Por su parte, el verdadero Akame agarró a la muchacha con poca delicadeza y luego formó el sello del Carnero con su mano diestra; al instante, ambos desaparecieron en una nube de polvo. Aparecerían lejos de la escena, entre los bambúes, y apenas el renegado la soltó, se recolocó el kasa y la examinó de arriba a abajo.
—Menuda se ha liado por tu culpa, jovencita. ¿Nervios de última hora? No te juzgo, no serías la primera que abandona al novio camino del altar... Aunque tengo la impresión de que en esta boda tuya hay más de lo que parece —apostilló, sin dejar de mirarla—. ¿Quién es Kiyoshi, el pervertido con el que ibas a casarte? Imagino que con ellos te referirás a los que han causado todo este alboroto para que escaparas.