23/04/2019, 14:39
Pero Daruu negó con la cabeza.
—Nada que se le pueda comparar —dijo, y de todos modos echó mano de la memoria para ver si podía encontrar algo útil—. Lo máximo que puedo decirte es que no hace tanto hubo una misión importante en la que se cerraron torrentes de chakra natural. El chakra natural es diferente y dudo que ese aparato pueda detectarlo, ahora bien...
»El chakra natural es algo que está en las plantas, el aire, el suelo, el agua, y los animales. Los seres humanos, en principio, no sabemos moldear dicho chakra. Y ni el normal ni el natural perduran después de la muerte, que yo sepa.
Daruu rechinó los dientes. Tanto él como Roga eran escépticos, y a veces la incredulidad puede ser la mayor de las barreras.
Daruu se mordió el dedo pulgar y lo levantó hacia Asuko, sentada a su lado.
—Eh, eh... ¿qué haces? —se quejó ella, inclinando el torso para alejarse.
Daruu sonrió.
—Déjame escribirte un ideograma en la manga. Es un... seguro de vida. Hará que Roga y yo podamos volver a ayudarte si algo le pasa al clon.
Asuko, sin entender, asintió y se volvió a acercar.
Roga y Daruu descubrieron el destino de los arcos de luz blanca.
Allá al fondo había un mausoleo blanco, grande, supuso Daruu que dedicado a alguna familia importante o adinerada de ninjas de Amegakure. Los haces caían sobre el tejado y lo atravesaban como si fuese una vidriera, revelando por la puerta un potente resplandor.
El chūnin ordenó a Roga que se detuviera cuando estuvieron lo suficientemente cerca para ver a los dos hombres que custodiaban la entrada, con farolillos verdes. Daruu se escondió detrás de una lápida grande. Lo suficientemente grande para que cupiera también Roga, a quien le hizo una discreta seña.
—Mierda —susurró Daruu, alarmado—. ¿Están robando ese mausoleo? No. ¿Qué tienen que ver las tumbas en todo esto?
»Roga, esto es una mierda de estas raras de las que te he dicho que no hay que fiarse, pero segurísimo. Estos están haciendo algún tipo de técnica, te lo digo. No me gusta nada.
—Nada que se le pueda comparar —dijo, y de todos modos echó mano de la memoria para ver si podía encontrar algo útil—. Lo máximo que puedo decirte es que no hace tanto hubo una misión importante en la que se cerraron torrentes de chakra natural. El chakra natural es diferente y dudo que ese aparato pueda detectarlo, ahora bien...
»El chakra natural es algo que está en las plantas, el aire, el suelo, el agua, y los animales. Los seres humanos, en principio, no sabemos moldear dicho chakra. Y ni el normal ni el natural perduran después de la muerte, que yo sepa.
Daruu rechinó los dientes. Tanto él como Roga eran escépticos, y a veces la incredulidad puede ser la mayor de las barreras.
• • •
Daruu se mordió el dedo pulgar y lo levantó hacia Asuko, sentada a su lado.
—Eh, eh... ¿qué haces? —se quejó ella, inclinando el torso para alejarse.
Daruu sonrió.
—Déjame escribirte un ideograma en la manga. Es un... seguro de vida. Hará que Roga y yo podamos volver a ayudarte si algo le pasa al clon.
Asuko, sin entender, asintió y se volvió a acercar.
• • •
Roga y Daruu descubrieron el destino de los arcos de luz blanca.
Allá al fondo había un mausoleo blanco, grande, supuso Daruu que dedicado a alguna familia importante o adinerada de ninjas de Amegakure. Los haces caían sobre el tejado y lo atravesaban como si fuese una vidriera, revelando por la puerta un potente resplandor.
El chūnin ordenó a Roga que se detuviera cuando estuvieron lo suficientemente cerca para ver a los dos hombres que custodiaban la entrada, con farolillos verdes. Daruu se escondió detrás de una lápida grande. Lo suficientemente grande para que cupiera también Roga, a quien le hizo una discreta seña.
—Mierda —susurró Daruu, alarmado—. ¿Están robando ese mausoleo? No. ¿Qué tienen que ver las tumbas en todo esto?
»Roga, esto es una mierda de estas raras de las que te he dicho que no hay que fiarse, pero segurísimo. Estos están haciendo algún tipo de técnica, te lo digo. No me gusta nada.