25/04/2019, 20:45
El “¿Eres tartamuda?” reverberó por larguísimos segundos en la mente de Ranko. Aunque la chica se disculpó, la de la trenza no pudo evitar sentirse bastante cohibida. Su interlocutora, quien se presentó como Mei, le intimidaba en demasía. Que alguien le tratase de la nada así, de manera tan familiar, le hacía ver que ella misma carecía de muchas habilidades que otros poseían en abundancia.
—Yo… E-este… Ah… —Los hombros de Ranko se alzaron como si fuesen a fundirse con su cabeza, eliminando su cuello en el proceso —. N-n-no. No lo… No lo soy. S-s-sólo… Sólo estoy algo… Ah… Soy… L-lo siento.
Inclinó un poco la cabeza, sin apartar la vista de la mesa. Pronto, un vaso con un té helado apareció frente a ella, lo cual le sirvió para enfocar sus ojos. No sabía qué decir. ¿Qué tenía? ¿Cuál era su problema?
”En serio, ¿cuál es, Ranko? ¿Qué te pasa?” Sus ojos siguieron las gotas de condensación que se formaban en el exterior del vaso y caían lentamente sobre la superficie de la mesa.
—M-me llamo Ranko. Sagisō Ranko —Tragó como si estuviese comiendo piedras —. M-mucho gusto, Mei-san.
Con mano temblorosa levantó el vaso y tomó un sorbo de la bebida. Al instante, el dulce líquido enfrió su cuerpo, y le devolvió una breve sensación de calma.
—Lo siento —Se disculpó por enésima vez —. M-me pongo… ma… Me pongo mal. A veces. Gra… Gracias. Por el té.
No dijo más ni especificó, pues no se dio el valor para ello. Tomó un segundo sorbo y un tercero se volvió un trago.
—Yo… E-este… Ah… —Los hombros de Ranko se alzaron como si fuesen a fundirse con su cabeza, eliminando su cuello en el proceso —. N-n-no. No lo… No lo soy. S-s-sólo… Sólo estoy algo… Ah… Soy… L-lo siento.
Inclinó un poco la cabeza, sin apartar la vista de la mesa. Pronto, un vaso con un té helado apareció frente a ella, lo cual le sirvió para enfocar sus ojos. No sabía qué decir. ¿Qué tenía? ¿Cuál era su problema?
”En serio, ¿cuál es, Ranko? ¿Qué te pasa?” Sus ojos siguieron las gotas de condensación que se formaban en el exterior del vaso y caían lentamente sobre la superficie de la mesa.
—M-me llamo Ranko. Sagisō Ranko —Tragó como si estuviese comiendo piedras —. M-mucho gusto, Mei-san.
Con mano temblorosa levantó el vaso y tomó un sorbo de la bebida. Al instante, el dulce líquido enfrió su cuerpo, y le devolvió una breve sensación de calma.
—Lo siento —Se disculpó por enésima vez —. M-me pongo… ma… Me pongo mal. A veces. Gra… Gracias. Por el té.
No dijo más ni especificó, pues no se dio el valor para ello. Tomó un segundo sorbo y un tercero se volvió un trago.
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