26/04/2019, 17:38
Los cinco se reunieron allí, entre los bambúes, a un lado del sendero. El Kage Bunshin de Akame y su dueño se miraron durante un momento, conscientes de que la transmisión de información sería más rápida si el primero simplemente desaparecía. Con un "puf", el Uchiha recuperó todo lo sucedido a su clon durante los últimos minutos. «Así que en efecto, el incendiario es Kiyoshi», supo, aunque el verdadero Akame ya había llegado a esa conclusión. El renegado miró a Kiyoshi, y luego a Okawa. Finalmente, a Rōga. «¿Puedo confiar en él? Shinobi, y de la Tormenta... Está claro que es un ninja de Amegakure no Sato. ¿Por qué no lleva su bandana?» Pese a suu natural suspicacia, Akame terminó por darle algo de margen al muchacho; al fin y al cabo, sus habilidades se correspondían al nivel de un genin -avanzado, sí, pero un genin al fin y al cabo-. De necesitarlo, podría suprimirle fácilmente.
—Es mejor que nos larguemos de aquí cagando leches. Kiyoshi-san —interpeló al muchacho—. Tu amiga necesita un lugar donde esconderse por ahora, y tengo entendido que conoces el bosque como la palma de tu mano. Llévanos a algún sitio seguro.
Akame había intentado moderar su tono a fin de no sonar tan tajante o serio con el muchacho, pues su ayuda podía ser crucial en esos momentos. Sin embargo, era consciente de que sus palabras cargaban poco peso y era improbable que surtieran efecto; por eso había metido en el ajo a Okawa. Si Kiyoshi no quería colaborar porque un ninja exiliado con medio rostro vendado se lo pidiera, tal vez lo haría por la seguridad de su única amiga.
Luego se volvió hacia Rōga.
—Te explicaré por el camino, aquí hay más de lo que parece. De momento, y si queremos averiguar más, debemos mantener a estos dos alejados de Murasame y sus gentes.
—Es mejor que nos larguemos de aquí cagando leches. Kiyoshi-san —interpeló al muchacho—. Tu amiga necesita un lugar donde esconderse por ahora, y tengo entendido que conoces el bosque como la palma de tu mano. Llévanos a algún sitio seguro.
Akame había intentado moderar su tono a fin de no sonar tan tajante o serio con el muchacho, pues su ayuda podía ser crucial en esos momentos. Sin embargo, era consciente de que sus palabras cargaban poco peso y era improbable que surtieran efecto; por eso había metido en el ajo a Okawa. Si Kiyoshi no quería colaborar porque un ninja exiliado con medio rostro vendado se lo pidiera, tal vez lo haría por la seguridad de su única amiga.
Luego se volvió hacia Rōga.
—Te explicaré por el camino, aquí hay más de lo que parece. De momento, y si queremos averiguar más, debemos mantener a estos dos alejados de Murasame y sus gentes.