27/04/2019, 12:10
Ushi reaccionó con más rapidez y mejores reflejos de los que los ninjas hubieran esperado. Cuando Yota catapultó a su arácnida compañera de cara contra el matón, en una misión que luego se revelaría suicida, el Toro se limitó a afianzar los pies en el suelo y endurecer su mirada. Cuando la araña ya estaba llegando a sus proximidades, Ushi agitó el brazo derecho para, en un violento latigazo, sacudir tremendamente al animal con uno de sus nunchakus. El golpe fue brutal, directamente en el cuerpo de Kumopansa, y lanzó a la araña hacia un lado como si fuera un saco de arena. ¡Crack!
Sin embargo, la estrategia funcionó para Yota. Ushi había estado demasiado pendiente de Kumopansa y esos segundos clave facilitaron al kusajin el llevar a cabo su verdadero ataque; la plasta pegajosa y dorada impactó de lleno al sicario, derribándolo contra la pared que tenía a la espalda y dejándole el torso pegado a la misma. Todavía podía mover los pies y las manos, pero era incapaz de mucho más.
—Otro truco ninja... —masculló, escupiendo las palabras—. ¿Y ahora qué, eh? ¡Shinobi-san! ¿Vas a rematarme?
Sin embargo, la estrategia funcionó para Yota. Ushi había estado demasiado pendiente de Kumopansa y esos segundos clave facilitaron al kusajin el llevar a cabo su verdadero ataque; la plasta pegajosa y dorada impactó de lleno al sicario, derribándolo contra la pared que tenía a la espalda y dejándole el torso pegado a la misma. Todavía podía mover los pies y las manos, pero era incapaz de mucho más.
—Otro truco ninja... —masculló, escupiendo las palabras—. ¿Y ahora qué, eh? ¡Shinobi-san! ¿Vas a rematarme?