27/04/2019, 20:23
—Mucho gusto Sasaki-san, yo soy Aburame Mei
Ignoré todas las preguntas y palabras anteriores a que ella se presentera. Podía parecer maleducado y descortés, sin embargo era bastante mas amable y simpático que decirle:"Oye tu, sabes que deberías presentarte tu primero antes de empezar de interrogar a la gente".
—Prefiero que me llames Reiji, no me gustan las formalidades, bastante tengo con el "señorito"...
Me sentí bastante mas comodo cuando se alejo unos pasos de mi burbuja de espacio vital. Por un momento había pensado que se le había metido por la cabeza pasear sus dedos por mi tatuaje, y ese solo pensamiento me hacia sudar casi bastante mas que el calor de la forja. Por suerte, no lo hizo, por lo que respiré aliviado mientras volvía a vestirme con el Ugawi. Mejor evitar la tentación.
—. La conversación está muy interesante
Claro, solo ella estaba obteniendo información sobre mi, mientras que yo solo sabía que se llamaba Aburame Mei y que su color favorito era el negro.
—. Pero se me está secando la garganta, creo que me voy a deshidratar sí me quedo aquí afuera, voy de camino a la heladería.
Solo de pensar en el frío helado y sus diversos sabores se me hizo la boca agua. Incluso pude llegar a sentir por un segundo su frescura en mi lengua. Agite la cabeza para quitarme ese pensamiento.
—. ¿Te animas a comer un helado conmigo?
Que pronunciara esas palabras mirándome a los ojos lo hacía peor. Yo no era bueno mintiendo, y mentiría si dijera que no me apetecía un helado.
Miré a un lado y a otro de la calle. Si ya era horrible el pensamiento de que mi madre me viera allí en la calle hablando con una chica a tan corta distancia, que me viera pasear con ella podría ser...perturbador. Sobretodo por que a veces estaba loca y decía cosas extrañas.
Y lo peor: Que se lo haría saber a mi padre, que luego me contaría historia de cómo el hacia lo mismo de joven, y se escapaba de la forja para quedar con mamá... Y por si fuera poco, lo haría mientras trabajábamos.
Agite se nuevo la cabeza para serenarme. El calor me había fundido las neuronas.
—Esta bien...
Ignoré todas las preguntas y palabras anteriores a que ella se presentera. Podía parecer maleducado y descortés, sin embargo era bastante mas amable y simpático que decirle:"Oye tu, sabes que deberías presentarte tu primero antes de empezar de interrogar a la gente".
—Prefiero que me llames Reiji, no me gustan las formalidades, bastante tengo con el "señorito"...
Me sentí bastante mas comodo cuando se alejo unos pasos de mi burbuja de espacio vital. Por un momento había pensado que se le había metido por la cabeza pasear sus dedos por mi tatuaje, y ese solo pensamiento me hacia sudar casi bastante mas que el calor de la forja. Por suerte, no lo hizo, por lo que respiré aliviado mientras volvía a vestirme con el Ugawi. Mejor evitar la tentación.
—. La conversación está muy interesante
Claro, solo ella estaba obteniendo información sobre mi, mientras que yo solo sabía que se llamaba Aburame Mei y que su color favorito era el negro.
—. Pero se me está secando la garganta, creo que me voy a deshidratar sí me quedo aquí afuera, voy de camino a la heladería.
Solo de pensar en el frío helado y sus diversos sabores se me hizo la boca agua. Incluso pude llegar a sentir por un segundo su frescura en mi lengua. Agite la cabeza para quitarme ese pensamiento.
—. ¿Te animas a comer un helado conmigo?
Que pronunciara esas palabras mirándome a los ojos lo hacía peor. Yo no era bueno mintiendo, y mentiría si dijera que no me apetecía un helado.
Miré a un lado y a otro de la calle. Si ya era horrible el pensamiento de que mi madre me viera allí en la calle hablando con una chica a tan corta distancia, que me viera pasear con ella podría ser...perturbador. Sobretodo por que a veces estaba loca y decía cosas extrañas.
Y lo peor: Que se lo haría saber a mi padre, que luego me contaría historia de cómo el hacia lo mismo de joven, y se escapaba de la forja para quedar con mamá... Y por si fuera poco, lo haría mientras trabajábamos.
Agite se nuevo la cabeza para serenarme. El calor me había fundido las neuronas.
—Esta bien...