29/04/2019, 05:13
Mei se notaba muy amable, y no fallaba en ser respetuosa con Ranko. A su vez, ésta lo agradecía, aunque de manera silenciosa. Un momento después, la de la trenza se dio cuenta de algo:
”Acaso… ¿es Mei su nombre? ¡Qué irrespetuoso sería de mi parte llamarla por su primer nombre apenas conocerla! Aaaay cielos cielos… ¿Por qué no me dijo su apellido?”
La misma Mei le sacó de su ensimismamiento al decirle que no había nada de qué disculparse. Ranko bebió otro sorbo de té y tragó un “lo siento”. La chica le preguntó entonces el motivo de su estancia en Yugakure.
—Bu-Bueno… Vine con mi… ehm… hermana. P-pero ella fue… ahm… Fue a… Creo que fue a revisar las termas. I-iremos más tarde.
Estaba a punto de devolverle la pregunta a Mei cuando la mesera regresó a la mesa con un plato de yakisoba. Le preguntó si ordenaría algo más, a lo que Ranko respondió con un muy largo “mmm”.
—Esto… Yo… S-sí —Hizo una larga pausa y, justo antes de que la mesera le repitiera la pregunta, volvió a hablar —. Udon. Te-Tempura udon. Por… Por favor. S-si fuese ta-tan amable. Y-y-y no fuese una… molestia.
Como si nunca antes hubiese pedido algo en un restaurante o puesto de comida, Ranko se sintió encogerse en su asiento mientras fijaba los ojos de nuevo en su bebida.
Cuando alzó la mirada, la mesera ya se había retirado para cumplir con su servicio. Ranko suspiró.
—Lo si… Ehm… Hay… cosas. Cosas que son difíciles… para mí —Tosió —. ¿Mei-san también e-está aquí de… ahm… viaje?
Bebió otro par de tragos de su té, mientras deseaba que los dioses imbuyeran a Mei de una paciencia inmensa.
”Acaso… ¿es Mei su nombre? ¡Qué irrespetuoso sería de mi parte llamarla por su primer nombre apenas conocerla! Aaaay cielos cielos… ¿Por qué no me dijo su apellido?”
La misma Mei le sacó de su ensimismamiento al decirle que no había nada de qué disculparse. Ranko bebió otro sorbo de té y tragó un “lo siento”. La chica le preguntó entonces el motivo de su estancia en Yugakure.
—Bu-Bueno… Vine con mi… ehm… hermana. P-pero ella fue… ahm… Fue a… Creo que fue a revisar las termas. I-iremos más tarde.
Estaba a punto de devolverle la pregunta a Mei cuando la mesera regresó a la mesa con un plato de yakisoba. Le preguntó si ordenaría algo más, a lo que Ranko respondió con un muy largo “mmm”.
—Esto… Yo… S-sí —Hizo una larga pausa y, justo antes de que la mesera le repitiera la pregunta, volvió a hablar —. Udon. Te-Tempura udon. Por… Por favor. S-si fuese ta-tan amable. Y-y-y no fuese una… molestia.
Como si nunca antes hubiese pedido algo en un restaurante o puesto de comida, Ranko se sintió encogerse en su asiento mientras fijaba los ojos de nuevo en su bebida.
Cuando alzó la mirada, la mesera ya se había retirado para cumplir con su servicio. Ranko suspiró.
—Lo si… Ehm… Hay… cosas. Cosas que son difíciles… para mí —Tosió —. ¿Mei-san también e-está aquí de… ahm… viaje?
Bebió otro par de tragos de su té, mientras deseaba que los dioses imbuyeran a Mei de una paciencia inmensa.
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