1/05/2019, 04:22
(Última modificación: 1/05/2019, 04:24 por Aburame Mei. Editado 1 vez en total.)
—¿E-e-es en… es en serio?
—Sí, es en serio— respondí sin siquiera pensar en las posibles consecuencias que esto podría acarrear.
Ranko se había puesto roja a más no poder, y su respiración se aceleró —. Oh, no. OH NO.
«Oh oh...» no hubiese considerado que fuese nada grave hasta que me pareció que iba a estallar, su rostro había abandonado el rojo tomate en milisegundos convirtiéndose en una mezcla de rojo con anaranjado, similar al magma, o bueno como lo había visto en la tele y demás, el punto era que lo único que faltaba era que echase humo por las orejas.
Me quedé anonadada, no volvería a jugar de esa manera con nadie, incluso una pequeña flor de angustia y arrepentimiento empezaba a florecer cuando me pareció notar humo salir de sus orejas, ¿sería mi imaginación? ¿me estaba volviendo loca? No dudé en levantarme y agarrar el vaso y tirar lo que quedaba de té en su cara, debía enfriarla antes de que muriéramos todos aquí; y Ranko hubiese quedado totalmente empapada y calmada, claro sí no me hubiese tomado toda la bebida, tres escasas gotas cayeron directamente sobre la mesa, sí el vaso hubiera estado lleno pensaría que su calor era tal que podía evaporar los líquidos, pero eso sí era exagerar.
—¡VA A ESTALLAR! ¡SALVENSE! — vociferé para luego tirarme al suelo y cubrir mi cabeza con mis brazos, evidentemente nada paso, mi compañera de mesa no explotó y nadie murió, la única herida era yo por haberme tirado repentinamente al suelo, me dolían los codos y las rodillas; por el contrario toda la gente que estaba en el lugar posó sus ojos en nuestra mesa.
«Ahora sí la embarré» mi rostro se llenó de vergüenza y me senté nuevamente, sí pensaba que nadie salió lesionado, ¿ahora que pasaría? Todos esos ojos sobre mi, y sobre Ranko...
Por cosas del destino, la camarera llegó con el plato que pidió mi compañera y lo puso en la mesa, no se marchó sin antes decir: —. No se que les pasa últimamente a los turista, no hemos tardado tanto en traer su plato, ¿o sí?— miró a la de cabellera cobriza.
—¿Sabe qué? Mejor traiga otro par de té helados, está haciendo mucho calor, es todo— reí, todavía apenada.
La muchacha se fue, miré a la ojiambar, al parecer se había calmado, no estaba tan roja como antes, no había humo, empezaba a dudar... ¿Lo habría imaginado? —Lo siento, me asusté por un momento y me dejé llevar— desde mi asiento hice una breve reverencia.
La mesonera volvió con mi pedido, ahora tenía con qué responder sí la temperatura volvía a subir súbitamente, claro sí no me lo bebía antes... —Buen provecho— y di un gran sorbo al té.
—Yo… Di-disculpe, Mei-san… Yo también… Bueno, nosotras… buscamos dónde quedarnos y… Yo… realmente no… quisiera estar en… Disculpe mi pregunta, pero… ¿sa-sabe cuáles son las más… ahm… las termas más vacías? Tal… Tal vez podríamos bu-buscar ju… juntas.
«¿¡Estar en qué!?» grité en mi mente, odiaba que me dejaran con la duda, ¿qué iba a decir? — ¿Las termas más vacías dices?— repetí mientras pensaba —. Recuerdo haber visto una, tengo unos folletos aquí, espera...— rebusqué entre mis cosas y saqué tres trípticos —. Estos dos están llenos, así que nada— los deseché sin dar chance a que siquiera Ranko los mirara —. Oh, pero este, sí este es, se llama O-Wata-Tsu-Mi— le facilité el folleto a Ranko.
—Es costoso, sí, pero tiene múltiples termas, con diferentes temperaturas, baños aromáticos, saunas y no recuerdo que más, le eché un ojo, sin duda me encantaría quedarme y probar todas y cada uno de los servicios que ofrece, es una de las mejores opciones de aquí, las otras dos bueno, lamentablemente están llenas— di otro sorbo al té —. No vi a nadie cuando fui, a lo mejor por el horario, o por el costo...
—Sí, es en serio— respondí sin siquiera pensar en las posibles consecuencias que esto podría acarrear.
Ranko se había puesto roja a más no poder, y su respiración se aceleró —. Oh, no. OH NO.
«Oh oh...» no hubiese considerado que fuese nada grave hasta que me pareció que iba a estallar, su rostro había abandonado el rojo tomate en milisegundos convirtiéndose en una mezcla de rojo con anaranjado, similar al magma, o bueno como lo había visto en la tele y demás, el punto era que lo único que faltaba era que echase humo por las orejas.
Me quedé anonadada, no volvería a jugar de esa manera con nadie, incluso una pequeña flor de angustia y arrepentimiento empezaba a florecer cuando me pareció notar humo salir de sus orejas, ¿sería mi imaginación? ¿me estaba volviendo loca? No dudé en levantarme y agarrar el vaso y tirar lo que quedaba de té en su cara, debía enfriarla antes de que muriéramos todos aquí; y Ranko hubiese quedado totalmente empapada y calmada, claro sí no me hubiese tomado toda la bebida, tres escasas gotas cayeron directamente sobre la mesa, sí el vaso hubiera estado lleno pensaría que su calor era tal que podía evaporar los líquidos, pero eso sí era exagerar.
—¡VA A ESTALLAR! ¡SALVENSE! — vociferé para luego tirarme al suelo y cubrir mi cabeza con mis brazos, evidentemente nada paso, mi compañera de mesa no explotó y nadie murió, la única herida era yo por haberme tirado repentinamente al suelo, me dolían los codos y las rodillas; por el contrario toda la gente que estaba en el lugar posó sus ojos en nuestra mesa.
«Ahora sí la embarré» mi rostro se llenó de vergüenza y me senté nuevamente, sí pensaba que nadie salió lesionado, ¿ahora que pasaría? Todos esos ojos sobre mi, y sobre Ranko...
Por cosas del destino, la camarera llegó con el plato que pidió mi compañera y lo puso en la mesa, no se marchó sin antes decir: —. No se que les pasa últimamente a los turista, no hemos tardado tanto en traer su plato, ¿o sí?— miró a la de cabellera cobriza.
—¿Sabe qué? Mejor traiga otro par de té helados, está haciendo mucho calor, es todo— reí, todavía apenada.
La muchacha se fue, miré a la ojiambar, al parecer se había calmado, no estaba tan roja como antes, no había humo, empezaba a dudar... ¿Lo habría imaginado? —Lo siento, me asusté por un momento y me dejé llevar— desde mi asiento hice una breve reverencia.
La mesonera volvió con mi pedido, ahora tenía con qué responder sí la temperatura volvía a subir súbitamente, claro sí no me lo bebía antes... —Buen provecho— y di un gran sorbo al té.
—Yo… Di-disculpe, Mei-san… Yo también… Bueno, nosotras… buscamos dónde quedarnos y… Yo… realmente no… quisiera estar en… Disculpe mi pregunta, pero… ¿sa-sabe cuáles son las más… ahm… las termas más vacías? Tal… Tal vez podríamos bu-buscar ju… juntas.
«¿¡Estar en qué!?» grité en mi mente, odiaba que me dejaran con la duda, ¿qué iba a decir? — ¿Las termas más vacías dices?— repetí mientras pensaba —. Recuerdo haber visto una, tengo unos folletos aquí, espera...— rebusqué entre mis cosas y saqué tres trípticos —. Estos dos están llenos, así que nada— los deseché sin dar chance a que siquiera Ranko los mirara —. Oh, pero este, sí este es, se llama O-Wata-Tsu-Mi— le facilité el folleto a Ranko.
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