1/05/2019, 21:40
El Uchiha emitió un suspiro de sincero abatimiento cuando Rōga le cuestionó sobre sus planes para con la muchacha. No sólo el joven Akame no tenía un plan, sino que además carecía por completo de los medios para proporcionarle una salida de Murasame o siquiera una vía de sustentarse por sí misma. «Y para más méritos, es ciega. Rōga tiene razón, esta chica está jodida... Me cago en todo.» Sin embargo, notó un extraño sentimiento de orgullo florecer en su pecho; no iba a darse por vencido tan fácilmente. La empatía que sentía por Okawa debido al hecho de que ambos habían sido niños puestos al servicio de una causa ajena y torturados con estrictos regímenes de entrenamiento pesaba demasiado. Akame sólo tenía clara una cosa.
«No voy a abandonarla.»
Finalmente, habló.
—Por que vengan a buscarla no me preocupo. Mientras esté conmigo, nadie le va a tocar un pelo —aseguró, firme—. Sí, la muchacha no puede ver, pero alguien con sus habilidades podría hacer mucho bien. Ella es... capaz de sanar algo más importante que el propio cuerpo. Su don le permite sanar el espíritu.
Luego Rō le expuso su plan para conseguir víveres durante, al menos, el corto plazo. Akame asintió, conforme. «Es una buena idea, y no creo que tengamos muchas más alternativas.»
—Me parece un buen plan, Rōga-san. Ningún lugareño debería tener razones para desconfiar de nosotros, sino más bien para estar agradecidos —respondió el exiliado—. Sin embargo... Creo que Okawa no estará segura mientras se quede aquí, en estos bosques. Cerca de Murasame. Por cómo hablaba de su destino, y por la actitud de los lugareños para con el ritual, dudo que sea posible convencerlos de otra cosa. Además, hay... Hay alguien más que la está buscando. Una persona, o varias, se escabulleron para tratar de llevarla en mitad de la noche, asesinando a algunas de esas monjas de paso.
«Rōga-san tiene razón... Debemos averiguar quién la busca, por qué, y si procede, librarnos de ellos. De otro modo, no existen garantías de que Okawa esté a salvo por muy lejos que la llevemos.»
«No voy a abandonarla.»
Finalmente, habló.
—Por que vengan a buscarla no me preocupo. Mientras esté conmigo, nadie le va a tocar un pelo —aseguró, firme—. Sí, la muchacha no puede ver, pero alguien con sus habilidades podría hacer mucho bien. Ella es... capaz de sanar algo más importante que el propio cuerpo. Su don le permite sanar el espíritu.
Luego Rō le expuso su plan para conseguir víveres durante, al menos, el corto plazo. Akame asintió, conforme. «Es una buena idea, y no creo que tengamos muchas más alternativas.»
—Me parece un buen plan, Rōga-san. Ningún lugareño debería tener razones para desconfiar de nosotros, sino más bien para estar agradecidos —respondió el exiliado—. Sin embargo... Creo que Okawa no estará segura mientras se quede aquí, en estos bosques. Cerca de Murasame. Por cómo hablaba de su destino, y por la actitud de los lugareños para con el ritual, dudo que sea posible convencerlos de otra cosa. Además, hay... Hay alguien más que la está buscando. Una persona, o varias, se escabulleron para tratar de llevarla en mitad de la noche, asesinando a algunas de esas monjas de paso.
«Rōga-san tiene razón... Debemos averiguar quién la busca, por qué, y si procede, librarnos de ellos. De otro modo, no existen garantías de que Okawa esté a salvo por muy lejos que la llevemos.»