4/05/2019, 00:53
—Estaba vigilando que nadie interviniera en la pelea —le informó, sonriendo.
Bien está lo que bien acaba. Ahora solo tenían que buscar a Calabaza, quizá hacerle alguna pregunta y descansar antes de volver a cada. Fácil, ¿no?
No.
¡BOOM! Una explosión sobresaltó al peliverde, que apenas pudo contener un chillido.
—Me parece que aun no se ha acabado el combate... Prepárate.
Daigo bufó por la nariz algo molesto antes de cerrar los puños y levantar la guardia.
«parece que no saldré de esta sin pelear...»
Quizá podría haber huido en ese momento, pero eso solo habría tenido resultado si las carreras las ganase el más lento .
—Utiliza mis zombies para camuflarte
—¿Qué?
Luego de una serie de sellos, Yota convirtió aquel sitio en la tierra de los muertos vivientes, en zombieland, en...
Bueno, ya lo entienden.
El boxeador tragó saliva, algo incómodo por sus nuevos compañeros.
—De acuerdo —le dijo en voz baja—, pero soy tan sigiloso como un pato. No creo que salga bien.
Intentando no llamar la atención y confiando en que los nuevos amigos de Yota fueran suficiente distracción, Daigo se agachó y se movió tras los zombies con lentitud mientras descolgaba sus esposas de su cadera con cuidado de hacer el menor ruido posible.
Bien está lo que bien acaba. Ahora solo tenían que buscar a Calabaza, quizá hacerle alguna pregunta y descansar antes de volver a cada. Fácil, ¿no?
No.
¡BOOM! Una explosión sobresaltó al peliverde, que apenas pudo contener un chillido.
—Me parece que aun no se ha acabado el combate... Prepárate.
Daigo bufó por la nariz algo molesto antes de cerrar los puños y levantar la guardia.
«parece que no saldré de esta sin pelear...»
Quizá podría haber huido en ese momento, pero eso solo habría tenido resultado si las carreras las ganase el más lento .
—Utiliza mis zombies para camuflarte
—¿Qué?
Luego de una serie de sellos, Yota convirtió aquel sitio en la tierra de los muertos vivientes, en zombieland, en...
Bueno, ya lo entienden.
El boxeador tragó saliva, algo incómodo por sus nuevos compañeros.
—De acuerdo —le dijo en voz baja—, pero soy tan sigiloso como un pato. No creo que salga bien.
Intentando no llamar la atención y confiando en que los nuevos amigos de Yota fueran suficiente distracción, Daigo se agachó y se movió tras los zombies con lentitud mientras descolgaba sus esposas de su cadera con cuidado de hacer el menor ruido posible.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.