3/11/2015, 17:13
La expresión de la albina fue algo que Ritsuko sin lugar a dudas hubiese pagado por volver a ver, una lástima que no haya tardado más que unos simples segundos en descifrar el enigma de la calavera y darse cuenta de que se trataba de una chica con una máscara. ~ Podría haber sido divertido... ~ Se dijo a si misma mientras lamentaba el haber hecho una pregunta al momento de hacer acto de presencia.
Sin la posibilidad de remendar ese pequeño error, la pelirroja... Inclinó la cabeza al lado contrario debido a la pregunta inicial de la joven que había encontrado, creyó no haber hablado lo suficientemente rápido como para que no la entendiese pero parecía ser que no. Eso si, cuando estuvo dispuesta a repetir la pregunta con lentitud exagerada la joven volvió a tomar la palabra tras haberse rascado justamente aquello por lo que Ritsuko había preguntado.
Fue una sorpresa bastante grande enterarse de que había personas que efectivamente, nacía con marcas así, algo que podía notarse en la expresión de la pelirroja quien había abierto sus ojos a su máxima capacidad a la vez que se inclinó hacia adelante para observar con más detalle. - ¡Que envidia! Yo me tengo que pintar a diario... - Exclamó la chica mientras observaba las mejillas de la albina casi que violando su espacio personal.
~ ¿Por qué yo no nací con marcas de mapache...? ~ Preguntó en su cabeza mientras seguía en lo suyo durante un breve instante más. Luego de ello se enderezó para llevarse nuevamente el pescado a la boca y tras tragar ese bocado retomar la palabra. - Kazama Ritsuko, ¿Y tú? - Se presentó la chica calavera de la nada sin siquiera la esperanza de que le entendiese el por qué.
La realidad era bastante simple, si se presenta ante alguien, significa que no lo dejará libre por quién sabe cuánto tiempo. Tiempo en el que el pobre elegido será perseguido y asediado con preguntas de cualquier índole sin importar lo incómodas que puedan llegar a resultar. ~ Y mamá... Volvió a esconderse... ~
Sin la posibilidad de remendar ese pequeño error, la pelirroja... Inclinó la cabeza al lado contrario debido a la pregunta inicial de la joven que había encontrado, creyó no haber hablado lo suficientemente rápido como para que no la entendiese pero parecía ser que no. Eso si, cuando estuvo dispuesta a repetir la pregunta con lentitud exagerada la joven volvió a tomar la palabra tras haberse rascado justamente aquello por lo que Ritsuko había preguntado.
Fue una sorpresa bastante grande enterarse de que había personas que efectivamente, nacía con marcas así, algo que podía notarse en la expresión de la pelirroja quien había abierto sus ojos a su máxima capacidad a la vez que se inclinó hacia adelante para observar con más detalle. - ¡Que envidia! Yo me tengo que pintar a diario... - Exclamó la chica mientras observaba las mejillas de la albina casi que violando su espacio personal.
~ ¿Por qué yo no nací con marcas de mapache...? ~ Preguntó en su cabeza mientras seguía en lo suyo durante un breve instante más. Luego de ello se enderezó para llevarse nuevamente el pescado a la boca y tras tragar ese bocado retomar la palabra. - Kazama Ritsuko, ¿Y tú? - Se presentó la chica calavera de la nada sin siquiera la esperanza de que le entendiese el por qué.
La realidad era bastante simple, si se presenta ante alguien, significa que no lo dejará libre por quién sabe cuánto tiempo. Tiempo en el que el pobre elegido será perseguido y asediado con preguntas de cualquier índole sin importar lo incómodas que puedan llegar a resultar. ~ Y mamá... Volvió a esconderse... ~