5/05/2019, 23:42
—Usaste alguna clase de técnica de interrogación, ¿cierto? Pero las respuestas siguen sin tener sentido alguno
Daruu negó con la cabeza.
—Sólo pueden tenerlo en la cabeza de un demente —aseveró Daruu—. La verdad es que estoy empezando a tener un poco de mal rollete. ¿Tú que opinas?
—Pero si habló, entonces no hay fallos— Giró su cuello lentamente para verle a los ojos, luego volvió a observar a la distancia. —¿Sabes algo? No me gusta creer palabrería de nadie a la primera, pero este tipo no estaba mintiendo. O al menos, esa era SU verdad. Me deja incómodo que este sujeto creyese sus palabras, porque eso significa que lo adoctrinaron tanto para estar convencido de que los espectros existen... O que en realidad si existen.
Soltó un largo suspiro.
»Quiero creer que es lo primero y alguien con muy buena capacidad de convencimiento le ha lavado la cabeza. Pero en este punto, lo lógico y razonable ya no parece algo tan tangible. Que si resulta ser lo segundo y lo que acaba de decir es cierto, bueno. Estamos aquí para arreglar el problema, sean los vivos o un dios de la muerte el que lo cause.
—No sé a ti —dijo—. Pero a mi no me pagan lo suficiente en una misión de rango C como para enfrentarme a un dios. Y menos después de escuchar la historia de... ¿¡ASUKO!?
Daruu se había quedado lívido como la cera. Palmeó el hombro de Roga y señaló: allá en la puerta del mausoleo, la curiosa Asuko, buscadora de misterios, hacía acto de presencia. Desde allá les hacía el gesto de silencio, y cargaba colgada de los hombros la cámara fotográfica que antes les había enseñado a pies de la hoguera.
—Maldita gilipollas... ¡Por eso se ha cargado al clon! ¡No pudo resistir la curiosi...! ¡Eh!
Porque Asuko se había metido dentro. En la boca del lobo.
«¡Mierda, mierda, mierda!», maldijo interiormente, echando a correr. Esa endemoniada chiquilla no sabía que allá dentro podía pasar lo peor...
...que le diesen la razón y encontrase lo que estaba buscando.
Daruu negó con la cabeza.
—Sólo pueden tenerlo en la cabeza de un demente —aseveró Daruu—. La verdad es que estoy empezando a tener un poco de mal rollete. ¿Tú que opinas?
—Pero si habló, entonces no hay fallos— Giró su cuello lentamente para verle a los ojos, luego volvió a observar a la distancia. —¿Sabes algo? No me gusta creer palabrería de nadie a la primera, pero este tipo no estaba mintiendo. O al menos, esa era SU verdad. Me deja incómodo que este sujeto creyese sus palabras, porque eso significa que lo adoctrinaron tanto para estar convencido de que los espectros existen... O que en realidad si existen.
Soltó un largo suspiro.
»Quiero creer que es lo primero y alguien con muy buena capacidad de convencimiento le ha lavado la cabeza. Pero en este punto, lo lógico y razonable ya no parece algo tan tangible. Que si resulta ser lo segundo y lo que acaba de decir es cierto, bueno. Estamos aquí para arreglar el problema, sean los vivos o un dios de la muerte el que lo cause.
—No sé a ti —dijo—. Pero a mi no me pagan lo suficiente en una misión de rango C como para enfrentarme a un dios. Y menos después de escuchar la historia de... ¿¡ASUKO!?
Daruu se había quedado lívido como la cera. Palmeó el hombro de Roga y señaló: allá en la puerta del mausoleo, la curiosa Asuko, buscadora de misterios, hacía acto de presencia. Desde allá les hacía el gesto de silencio, y cargaba colgada de los hombros la cámara fotográfica que antes les había enseñado a pies de la hoguera.
—Maldita gilipollas... ¡Por eso se ha cargado al clon! ¡No pudo resistir la curiosi...! ¡Eh!
Porque Asuko se había metido dentro. En la boca del lobo.
«¡Mierda, mierda, mierda!», maldijo interiormente, echando a correr. Esa endemoniada chiquilla no sabía que allá dentro podía pasar lo peor...
...que le diesen la razón y encontrase lo que estaba buscando.