6/05/2019, 22:28
A Mei le parecía mucho el ir al terminar sus alimentos, mas su comentario acerca de su insuficiente capital le hizo a Ranko fruncir los labios. Se sintió un poco culpable, pues había sido ella misma quien sacó el tema de las termas más caras, solo para evadir a toda la gente posible. Y se sintió aun peor al pensar que tal vez estaba haciendo sentir mal a Mei.
”Aw… Pobrecita… ¡No! Digo, pobre en el sentido de “no puede hacer lo que quiere”, no en el sentido literal de “pobre pobre”. ¡Ay, Ranko, qué cosas dices!”
Pero antes de sugerir cualquier cosa, antes incluso del agradecimiento de Ranko, Mei se levantó y se fue al sanitario.
—P-por supuesto… —respondió la chica al aire. Tragó saliva.
Al perder de vista su cuerpo entre la gente, Ranko sintió el lugar abarrotarse más. Sintió como si las mesas se multiplicaran y el espacio entre éstas se redujese a cero. Dirigió por un instante la vista a una de las mesas vecinas y cruzó la mirada con otro comensal. Al instante bajó sus orbes a su plato a medio comer de udon, y gritó. Mentalmente, como siempre.
Gracias a su reacción al escuchar sobre las aguas termales llenas, así como a la reacción exagerada de Mei, muchos de los presentes no apartaban la mirada de Ranko. Observaban cada mínimo movimiento suyo. La juzgaban en silencio y en murmullos, burlándose de ella como la tonta niña que era.
O al menos así le pareció a Ranko, pues no tuvo el valor de alzar la vista de nuevo y no alcanzaba a escuchar si en realidad estaban cuchicheando o no.
Se quedó allí, congelada, con la mirada fija en el último camarón empanizado que descansaba sobre su sopa. Pidiendo ayuda telepáticamente a Kuumi mientras que rogaba para que Mei no tardase demasiado. Ni siquiera tocaría su comida, intimidada por estar rodeada por tanta gente, sin escape. De milagro no comenzó a hiperventilar, lo que de cierta forma era buena señal.
”Aw… Pobrecita… ¡No! Digo, pobre en el sentido de “no puede hacer lo que quiere”, no en el sentido literal de “pobre pobre”. ¡Ay, Ranko, qué cosas dices!”
Pero antes de sugerir cualquier cosa, antes incluso del agradecimiento de Ranko, Mei se levantó y se fue al sanitario.
—P-por supuesto… —respondió la chica al aire. Tragó saliva.
Al perder de vista su cuerpo entre la gente, Ranko sintió el lugar abarrotarse más. Sintió como si las mesas se multiplicaran y el espacio entre éstas se redujese a cero. Dirigió por un instante la vista a una de las mesas vecinas y cruzó la mirada con otro comensal. Al instante bajó sus orbes a su plato a medio comer de udon, y gritó. Mentalmente, como siempre.
Gracias a su reacción al escuchar sobre las aguas termales llenas, así como a la reacción exagerada de Mei, muchos de los presentes no apartaban la mirada de Ranko. Observaban cada mínimo movimiento suyo. La juzgaban en silencio y en murmullos, burlándose de ella como la tonta niña que era.
O al menos así le pareció a Ranko, pues no tuvo el valor de alzar la vista de nuevo y no alcanzaba a escuchar si en realidad estaban cuchicheando o no.
Se quedó allí, congelada, con la mirada fija en el último camarón empanizado que descansaba sobre su sopa. Pidiendo ayuda telepáticamente a Kuumi mientras que rogaba para que Mei no tardase demasiado. Ni siquiera tocaría su comida, intimidada por estar rodeada por tanta gente, sin escape. De milagro no comenzó a hiperventilar, lo que de cierta forma era buena señal.
Pensamientos (Plum) ✧ Diálogos (PaleVioletRed)