6/05/2019, 22:46
Daruu se abrió paso a través de la puerta del mausoleo escurriéndose a través de su estrechez. Se hizo daño en un hombro, así que tuvo que esperar un momento antes de continuar, lo justo para que Roga entrase tras él y para que al alzar la mirada, los dos quedaran con la espantosa imagen que allí se les presentaba.
Asuko estaba paralizada con la cámara de fotos en la mano, en posición de fotografía. El agarre de sus manos cedió y el aparato cayó al suelo, desprendiendo su lente, rota.
A veces, uno no sabe que no quiere encontrar lo que busca. Asuko lo había encontrado.
Una figura fantasmagórica, gigantesca y sin pies, cubierta por un manto blanco y sujetando un tanto gigante les observaba con una diabólica sonrisa, flotando en el aire. Tenía la piel morada, la barbilla afilada y unos cuernos enormes, rojos. Su pelo era blanco, erizado, y le caía hasta más allá del pecho.
—No... no puede ser —balbuceó Daruu.
La figura observó, solemne, las dos figuras que había tendidas al lado suyo. Un hombre y una mujer. ¿Aquellos de los que hablaban los guardias?
—Los Hijos del Yomi habéis cumplido vuestra misión con valentía. Pero sois INDIGNOS. —La figura giró el rostro hacia Asuko—. Sólo alguien con convicciones nobles y voluntad fuerte puede albergar al Purgador, al que limpiará de Indignos el mundo terrenal, ¡A SHIRO SHINIGAMI! ¡Tú, chiquilla! ¡Tú!
—¡NO ME JOD...!
Carnero, Mono, Perro, Pájaro, Jabalí, Palmada.
Shiro Shinigami se lanzó hacia Asuko brillando con una potente luz blanca. A la muchacha le temblaron las piernas, incapaz de moverse.
Daruu desapareció del lado de Roga con un destello rojo y un estallido de nube de humo pareció apartar a Asuko, que salió volando gimiendo con terror. El destello blanco de Shiro Shinigami se hundió en la nube de humo, y hubo un brillo todavía mayor que les cegó durante unos segundos...
—¡N... OoooOO... SHINOBI... Tú nO ErEs DIGnO...! ¡EssSToY SuCIO! ¡AArghH! ¡No DEbIa SeR AsÍ!
—¡Daruu-san! —gritó Asuko—. ¡NOOO!
El humo se despejó, revelando a una quimera escalofriante. Allí estaba lo que parecía ser Daruu, pero grotescamente transformado; la piel morada con marcas negras, las uñas crecidas, el pelo blanco y dos cuernos enormes, rojos. Sus ojos eran dorados con la esclerótica negra. Su ropa había sido sustituida por un manto de ¿chakra? de color blanco. Sujetaba el tanto de shinigami en la mano derecha, aunque en una versión más pequeña.
—Tú... eL OtrRO ShiNObI... ¡PAGARÉ CON TU SANGRE EL PRECIO DE LA INDIGNIDAD DE ESTE CABRÓN! ¡SANGRE DE ASESINO MERCENARIO POR SANGRE DE ASESINO MERCENARIO! ¡Y LUEGO OCUPARÉ EL CUERPO DE LA MUCHACHA!
De pronto, Shiro Shinigami se agarró con la otra mano la cabeza. Gimió y su voz tembló cuando dijo:
—Ro... Ro... ga. Sáca... sácame d...CÁLLATE.
Asuko estaba paralizada con la cámara de fotos en la mano, en posición de fotografía. El agarre de sus manos cedió y el aparato cayó al suelo, desprendiendo su lente, rota.
A veces, uno no sabe que no quiere encontrar lo que busca. Asuko lo había encontrado.
Una figura fantasmagórica, gigantesca y sin pies, cubierta por un manto blanco y sujetando un tanto gigante les observaba con una diabólica sonrisa, flotando en el aire. Tenía la piel morada, la barbilla afilada y unos cuernos enormes, rojos. Su pelo era blanco, erizado, y le caía hasta más allá del pecho.
—No... no puede ser —balbuceó Daruu.
La figura observó, solemne, las dos figuras que había tendidas al lado suyo. Un hombre y una mujer. ¿Aquellos de los que hablaban los guardias?
—Los Hijos del Yomi habéis cumplido vuestra misión con valentía. Pero sois INDIGNOS. —La figura giró el rostro hacia Asuko—. Sólo alguien con convicciones nobles y voluntad fuerte puede albergar al Purgador, al que limpiará de Indignos el mundo terrenal, ¡A SHIRO SHINIGAMI! ¡Tú, chiquilla! ¡Tú!
—¡NO ME JOD...!
Carnero, Mono, Perro, Pájaro, Jabalí, Palmada.
Shiro Shinigami se lanzó hacia Asuko brillando con una potente luz blanca. A la muchacha le temblaron las piernas, incapaz de moverse.
¡FSUM!
¡PUFF!
¡PUFF!
Daruu desapareció del lado de Roga con un destello rojo y un estallido de nube de humo pareció apartar a Asuko, que salió volando gimiendo con terror. El destello blanco de Shiro Shinigami se hundió en la nube de humo, y hubo un brillo todavía mayor que les cegó durante unos segundos...
—¡N... OoooOO... SHINOBI... Tú nO ErEs DIGnO...! ¡EssSToY SuCIO! ¡AArghH! ¡No DEbIa SeR AsÍ!
—¡Daruu-san! —gritó Asuko—. ¡NOOO!
El humo se despejó, revelando a una quimera escalofriante. Allí estaba lo que parecía ser Daruu, pero grotescamente transformado; la piel morada con marcas negras, las uñas crecidas, el pelo blanco y dos cuernos enormes, rojos. Sus ojos eran dorados con la esclerótica negra. Su ropa había sido sustituida por un manto de ¿chakra? de color blanco. Sujetaba el tanto de shinigami en la mano derecha, aunque en una versión más pequeña.
—Tú... eL OtrRO ShiNObI... ¡PAGARÉ CON TU SANGRE EL PRECIO DE LA INDIGNIDAD DE ESTE CABRÓN! ¡SANGRE DE ASESINO MERCENARIO POR SANGRE DE ASESINO MERCENARIO! ¡Y LUEGO OCUPARÉ EL CUERPO DE LA MUCHACHA!
De pronto, Shiro Shinigami se agarró con la otra mano la cabeza. Gimió y su voz tembló cuando dijo:
—Ro... Ro... ga. Sáca... sácame d...CÁLLATE.