4/11/2015, 01:08
Unos por ahí, otros por allá, hombres sobraban, una que otra mujer también, pero también sobraban las mujeres casadas y las novias celosas por lo que mucho no podían ni mirar ni decir. En pocas palabras, aquella simple necesidad de una chica completamente arrogante no podía ser saciada en este tipo de ambiente por lo que tardaría algo más de tiempo en aquella búsqueda.
Había una opción adicional que a la rubia no le gustaba para nada, la opción de los viejos verdes que realmente se pasaban de la raya con lo que decían o incluso lo que hacían, eran de todas las personas que se había topado en su camino los más atrevidos pero por mucho. ~ Venga... ¿Tan difícil es encontrar a alguien libre...? ~ Se decía a si misma mientras caminaba por aquellas calles con una expresión clara de desilusión hasta que finalmente se encontró cara a cara con un chico que parecía estar mentalmente en otro plano.
Sakamoto no pudo evitar ladear levemente la cabeza al mismo tiempo que arqueaba una ceja mientras intentaba deducir lo que le pasaba al chico. - ¿La garrotera...? - Susurró para si misma mientras recordaba aquello que solían decir en casa cuando alguien se quedaba estupefacto o en shock. - ¿Hola...? - Preguntó nuevamente mientras trataba de descifrar que era lo que tenía así al chico.
La idea de peligro era bastante estúpida siendo que la cara del chico no era de terror, pero por si las moscas Noemi se giró para asegurarse que nada viniese por detrás suyo y tal cual, nada, salvo uno que otro que se giraba lo más rápido posible para evitar ser pescado mientras miraba. Al no ver nada fuera de lugar, volvió su atención al chico.
~ ¿Qué le pasa...? ~ La kunoichi había visto muchos casos distintos a lo largo de su vida, gente tímida, gente demasiado extrovertida, aquellos que se ponen tartamudos y un sin fin de casos más, pero este en el que la persona se queda embobada y sin mover ni un solo músculo era algo completamente nuevo y no entendía como debía reaccionar ante ello.
Había una opción adicional que a la rubia no le gustaba para nada, la opción de los viejos verdes que realmente se pasaban de la raya con lo que decían o incluso lo que hacían, eran de todas las personas que se había topado en su camino los más atrevidos pero por mucho. ~ Venga... ¿Tan difícil es encontrar a alguien libre...? ~ Se decía a si misma mientras caminaba por aquellas calles con una expresión clara de desilusión hasta que finalmente se encontró cara a cara con un chico que parecía estar mentalmente en otro plano.
Sakamoto no pudo evitar ladear levemente la cabeza al mismo tiempo que arqueaba una ceja mientras intentaba deducir lo que le pasaba al chico. - ¿La garrotera...? - Susurró para si misma mientras recordaba aquello que solían decir en casa cuando alguien se quedaba estupefacto o en shock. - ¿Hola...? - Preguntó nuevamente mientras trataba de descifrar que era lo que tenía así al chico.
La idea de peligro era bastante estúpida siendo que la cara del chico no era de terror, pero por si las moscas Noemi se giró para asegurarse que nada viniese por detrás suyo y tal cual, nada, salvo uno que otro que se giraba lo más rápido posible para evitar ser pescado mientras miraba. Al no ver nada fuera de lugar, volvió su atención al chico.
~ ¿Qué le pasa...? ~ La kunoichi había visto muchos casos distintos a lo largo de su vida, gente tímida, gente demasiado extrovertida, aquellos que se ponen tartamudos y un sin fin de casos más, pero este en el que la persona se queda embobada y sin mover ni un solo músculo era algo completamente nuevo y no entendía como debía reaccionar ante ello.