9/05/2019, 20:04
El intento de humor negro de Akame se lo pasó por donde no alumbra el sol. A decir verdad, no le era raro que le subestimaran por su juventud o por su su propio egocentrismo. Más, el estaba muy familiarizado con la muerte, pese a que esta nunca corrió por sus propias manos. Al menos, vio a otros partir. Él mismo tuvo que encararla por su cuenta, en el sentido figurado, y en el literal también. "DEMASIADO LITERAL" De ahí, que un chiste como aquel tenía poco de misterioso para él.
—Pero que impaciente hombre, que seguramente está recalentando la pechuga— Río de forma sórdida. Pese a que él también se moría de hambre, estaba muy tranquilo. —Además es de mala educación beber sake antes o durante la comida. No puedes tomártelo como cualquier guaro de mierda— Ahora era él quién regañó al Uchiha, invirtiendo los papeles.
Pasaría poco tiempo para que volviese la chiquilla, cargando con suma dificultad la charola con los platos y los recipientes para el sake, que por poco y se le caían.
—Acá, está, su, orden...— Dijo como quién acababa de esforzarse mucho.
El pescado y el pavo estaban en platos finamente adornados, mientras que la botella de sake estaba en un clásico tokkuri artesanal y en lugar de vasos de cristal trajo dos sakazuki tradicionales.
—Y para ti— Le dejo una simple botella plástica con agua pura enfrente al Yotsuki. —Disfrutenlo— Se marcharía tras una reverencia.
El momento amigable de ambos se vio interrumpido por un quejido agudo, siendo este el joven de las montañas que había vuelto en sí y se desperezaba con esfuerzo.
—¡Kiyoshi!— sonrió y corrió hasta él, tropezándose con una sandalia suelta por ahí y cayendo en los brazos del chico que ni siquiera había terminado de incorporarse —!Ayayayayay! ¡Lo siento!— Se sonrojo, y él también.
Era un contraste grande. El mendigo y la antigua noble, cuyas apariencias distaban mucho. Al menos, podías decir que el amor de ella era puro al no ver lo desaliñado que era Kiyoshi por fuera.
La muchacha se incorporó y tosió, recuperando su toque solemne.
—Ya que hablamos de no llamar la atención... Necesito ropa. No pueden verme con un traje de novia puesto. Confío en ustedes para conseguir algo que consideren discreto y apropiado.
—Pero que impaciente hombre, que seguramente está recalentando la pechuga— Río de forma sórdida. Pese a que él también se moría de hambre, estaba muy tranquilo. —Además es de mala educación beber sake antes o durante la comida. No puedes tomártelo como cualquier guaro de mierda— Ahora era él quién regañó al Uchiha, invirtiendo los papeles.
Pasaría poco tiempo para que volviese la chiquilla, cargando con suma dificultad la charola con los platos y los recipientes para el sake, que por poco y se le caían.
—Acá, está, su, orden...— Dijo como quién acababa de esforzarse mucho.
El pescado y el pavo estaban en platos finamente adornados, mientras que la botella de sake estaba en un clásico tokkuri artesanal y en lugar de vasos de cristal trajo dos sakazuki tradicionales.
—Y para ti— Le dejo una simple botella plástica con agua pura enfrente al Yotsuki. —Disfrutenlo— Se marcharía tras una reverencia.
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El momento amigable de ambos se vio interrumpido por un quejido agudo, siendo este el joven de las montañas que había vuelto en sí y se desperezaba con esfuerzo.
—¡Kiyoshi!— sonrió y corrió hasta él, tropezándose con una sandalia suelta por ahí y cayendo en los brazos del chico que ni siquiera había terminado de incorporarse —!Ayayayayay! ¡Lo siento!— Se sonrojo, y él también.
Era un contraste grande. El mendigo y la antigua noble, cuyas apariencias distaban mucho. Al menos, podías decir que el amor de ella era puro al no ver lo desaliñado que era Kiyoshi por fuera.
La muchacha se incorporó y tosió, recuperando su toque solemne.
—Ya que hablamos de no llamar la atención... Necesito ropa. No pueden verme con un traje de novia puesto. Confío en ustedes para conseguir algo que consideren discreto y apropiado.