9/05/2019, 21:16
Daigo confirmó su decisión, estaba de acuerdo en el trato. Alzó su puño, directo hacia Etsu, pero no era con intenciones de golpearlo. Al menos no directamente a él, si no que era una especie de muestra de respeto, un saludo para dar inicio al segundo combate. Etsu mostró una amplia sonrisa, y chocó su puño contra el de Daigo.
—Que parezca mas sencillo pelear en una posición estable no quiere decir que vaya a ser más fácil. El estilo familiar lo tengo muy mascado, muchisimo. Soy el mejor alumno del abuelo, y el mejor del dojo tras él... así que no pienses que será fácil.
No estaba seguro de si podía interpretar el trato como una ofensa, a ningún luchador le gusta que menosprecien su estilo de combate. Pero bueno, tenía que aclarárselo. No hacerlo antes de iniciar el combate sería jugar con ventaja, y eso para nada le gustaba al Inuzuka. Las cosas debían ser limpias y claras, un buen entrenamiento siempre había de tener esa base.
Se separó un paso, para mantener una distancia prudencial pero no demasiado extensa para una confrontación cuerpo a cuerpo, y alzó sus puños directos hacia Daigo. Firmes y duros, como el nombre del estilo así anunciaba. Acto seguido, separó un poco las piernas, y tomó una ligera flexión en las mismas. Estaban completamente situadas en horizontal con la posición de sus hombros. Escaso segundo y medio después, recogió ambos puños a ambos flancos, justo a la altura de su cadera.
—Cuando quieras —sentenció.
—Que parezca mas sencillo pelear en una posición estable no quiere decir que vaya a ser más fácil. El estilo familiar lo tengo muy mascado, muchisimo. Soy el mejor alumno del abuelo, y el mejor del dojo tras él... así que no pienses que será fácil.
No estaba seguro de si podía interpretar el trato como una ofensa, a ningún luchador le gusta que menosprecien su estilo de combate. Pero bueno, tenía que aclarárselo. No hacerlo antes de iniciar el combate sería jugar con ventaja, y eso para nada le gustaba al Inuzuka. Las cosas debían ser limpias y claras, un buen entrenamiento siempre había de tener esa base.
Se separó un paso, para mantener una distancia prudencial pero no demasiado extensa para una confrontación cuerpo a cuerpo, y alzó sus puños directos hacia Daigo. Firmes y duros, como el nombre del estilo así anunciaba. Acto seguido, separó un poco las piernas, y tomó una ligera flexión en las mismas. Estaban completamente situadas en horizontal con la posición de sus hombros. Escaso segundo y medio después, recogió ambos puños a ambos flancos, justo a la altura de su cadera.
—Cuando quieras —sentenció.
~ No muerdas lo que no piensas comerte ~