10/05/2019, 07:32
Rōga escuchó atentamente las inquietudes sobre moda del chico. "Bienaventurado sea por encontrar a lobo en su camino al estilo puro." Mantenía la sonrisa, atendiendo a los detalles y pensando en cómo responder.
—Ir totalmente de rojo quizás no sea adecuado, que darías la impresión de ser alguien violento. Pero podrías complementarlo con blanco y un estampado con motivos de cerezo, para que sea elegante y soberbio. ¡La gente pensará que tienes un aire solemne— se cruzó de brazos y asintió varias veces con la cabeza. —Tienes razón en que el negro se asocia con lo oscuro, pero si quieres usarlo podrías combinarlo con color naranja para que parezca brillante. Yo te recomendaría hakama blanco con kimono negro, con bordes anaranjados. Y el obi también negro— Levantó el dedo, moviéndolo de lado a lado con cada indicación. —Eso si quieres que la gente te vea como alguien maduro... Aunque quizás deberías recortarte un poco el pelo, o recogértelo más— Remató.
Luego, el muchacho finalmente le mostró su bandana, la cual estuvo oculta delante de sus narices todo el tiempo. "Ahhhhhh. Con que ahí la tenía." Parpadeó mientras escuchaba la explicación sobre su sensei.
—¿¡Un samurai de verdad!?— Le costaba muchísimo creerle. Recordaba que los samurai solían aislarse de los shinobis en sus propios recintos o ciudades, como el Valle de los Dojos por dar un ejemplo.
El chico de la Espiral le parecía muy curioso, pero a la vez un poco simple en su actuar. "Solo le falta un letrero encima de la cabeza que diga: NOVATO" No es que el Yotsuki fuera un gran veterano ni nada por el estilo, pero en su medio año de haberse graduado de la academia logró progresar considerablemente.
Fue entonces cuando llegó una lluvia de preguntas, una tras otra sin piedad. Más, el sólo abrazó la primera, la más importante de todas. "Esa es tu llamada al escenario, lobo." Sonrió preparando su espectáculo. Era imposible que se presentara de forma normal.
—Yo soy...
Se quitó el sombrero de forma dramática y brusca, extendiéndolo a su derecha mientras ladeaba la cabeza en la misma dirección de forma que Ken le viese de perfil. Flexionó la rodilla izquierda mientras extendía la diestra, quedando ligeramente agachado. Finalmente, para complementar su pose empuñó la mano izquierda, llevándose su brazo detrás de la espalda.
—King Rōga~ remató con una blanca sonrisa que resplandecía con el sol.
Luego, de un súbito saltito volvió a pararse erguido y se colocó el kasa de nuevo.
—Si quieres llámame por mi nombre. Es que, bueno, me molesta un poco que los extranjeros pronuncien mal mi apellido. Me pasa muy seguido, así que si se te complica pues mejor evitamos problemas— Dijo algo serio. —Con las otras dos preguntas, creo que esto lo responde— Tomó la placa que colgaba de su cintura para levantarls y que Ken viese el símbolo de la lluvia en él, para luego dejarla caer nuevamente.
»Más que un músico de los caminos, aspiro a ser un gran artista y que mi nombre sea reconocido alrededor de todo Ōnindo. Habrá un concurso de música en la capital del País del Fuego y decidí darme un descanso para viajar y prepararme para el concierto.
Irónicamente, lejos de lograr distraerse de su ajetreada vida ninja, de todas formas se vio involucrado en más de un dilema desde que partió.
—Ir totalmente de rojo quizás no sea adecuado, que darías la impresión de ser alguien violento. Pero podrías complementarlo con blanco y un estampado con motivos de cerezo, para que sea elegante y soberbio. ¡La gente pensará que tienes un aire solemne— se cruzó de brazos y asintió varias veces con la cabeza. —Tienes razón en que el negro se asocia con lo oscuro, pero si quieres usarlo podrías combinarlo con color naranja para que parezca brillante. Yo te recomendaría hakama blanco con kimono negro, con bordes anaranjados. Y el obi también negro— Levantó el dedo, moviéndolo de lado a lado con cada indicación. —Eso si quieres que la gente te vea como alguien maduro... Aunque quizás deberías recortarte un poco el pelo, o recogértelo más— Remató.
Luego, el muchacho finalmente le mostró su bandana, la cual estuvo oculta delante de sus narices todo el tiempo. "Ahhhhhh. Con que ahí la tenía." Parpadeó mientras escuchaba la explicación sobre su sensei.
—¿¡Un samurai de verdad!?— Le costaba muchísimo creerle. Recordaba que los samurai solían aislarse de los shinobis en sus propios recintos o ciudades, como el Valle de los Dojos por dar un ejemplo.
El chico de la Espiral le parecía muy curioso, pero a la vez un poco simple en su actuar. "Solo le falta un letrero encima de la cabeza que diga: NOVATO" No es que el Yotsuki fuera un gran veterano ni nada por el estilo, pero en su medio año de haberse graduado de la academia logró progresar considerablemente.
Fue entonces cuando llegó una lluvia de preguntas, una tras otra sin piedad. Más, el sólo abrazó la primera, la más importante de todas. "Esa es tu llamada al escenario, lobo." Sonrió preparando su espectáculo. Era imposible que se presentara de forma normal.
—Yo soy...
Se quitó el sombrero de forma dramática y brusca, extendiéndolo a su derecha mientras ladeaba la cabeza en la misma dirección de forma que Ken le viese de perfil. Flexionó la rodilla izquierda mientras extendía la diestra, quedando ligeramente agachado. Finalmente, para complementar su pose empuñó la mano izquierda, llevándose su brazo detrás de la espalda.
—King Rōga~ remató con una blanca sonrisa que resplandecía con el sol.
Luego, de un súbito saltito volvió a pararse erguido y se colocó el kasa de nuevo.
—Si quieres llámame por mi nombre. Es que, bueno, me molesta un poco que los extranjeros pronuncien mal mi apellido. Me pasa muy seguido, así que si se te complica pues mejor evitamos problemas— Dijo algo serio. —Con las otras dos preguntas, creo que esto lo responde— Tomó la placa que colgaba de su cintura para levantarls y que Ken viese el símbolo de la lluvia en él, para luego dejarla caer nuevamente.
»Más que un músico de los caminos, aspiro a ser un gran artista y que mi nombre sea reconocido alrededor de todo Ōnindo. Habrá un concurso de música en la capital del País del Fuego y decidí darme un descanso para viajar y prepararme para el concierto.
Irónicamente, lejos de lograr distraerse de su ajetreada vida ninja, de todas formas se vio involucrado en más de un dilema desde que partió.